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16/3/08

LA NOVENA REVELACION

Un paradigma novedoso e interesante de desarrollo personal se encuentra en el libro "La Novena Revelación". En forma de novela -muy entretenida por lo demás- el autor (James Redfield) plantea, de acuerdo a su experiencia y visión del mundo, que existe un camino de desarrollo personal que pasa por nueve etapas.
Cada una de estas etapas corresponde a una nueva "revelación", es decir, corresponde a un nuevo descubrimiento que realiza la persona, y que constituye a su vez una ampliación de conciencia. En la novela, justamente el protagonista pasa por estos nueve descubrimientos o revelaciones sobre sí mismo y el mundo; de ahí el nombre del libro. A lo largo de estas revelaciones, la persona va descubriendo nuevas realidades, y elevando su nivel de desarrollo hasta llegar al plano espiritual y del amor.
La primera "revelación" es cuando la persona descubre que hay coincidencias significativas en la vida (sincronicidad). Estas son aquellas coincidencias que parecen ir más allá del azar, como si escondieran un sentido profundo. Por ejemplo, recibir un consejo inesperado de alguien que ni siquiera conocemos, y que resulta ser muy atinado. O encontrarnos la persona justa que nos da una respuesta. Esta revelación lleva a la persona a darse cuenta de que hay un aspecto misterioso y sutil en la realidad.
La segunda "revelación" que se produce en este camino de autodesarrollo es la toma de conciencia de que el mundo se puede mirar desde una nueva perspectiva, admitiendo que no todo es tan racional ni científico; es darle cabida a una percepción más mística y espiritual del mundo.
La tercera revelación tiene relación con la energía. Es el momento en que la persona descubre que no todo es materia; que el universo entero es energía, y que esta energía también puede ser usada por los seres humanos. Al finalizar esta etapa del desarrollo, podría verse el aura. La cuarta revelación es descubrir que hay una energía universal, pero con la cual hemos perdido contacto, y para suplirla, tratamos de obtener energía de los demás, manipulando a la gente; esto constituye la base de los conflictos humanos.
La quinta revelación es cuando se descubre que uno se puede conectar de nuevo con esta energía universal o divina. Normalmente esto ocurre cuando se produce alguna experiencia de tipo místico, y cuando se empieza a experimentar un nivel de amor más elevado. La sexta revelación se relaciona con descubrir que la forma en que nos relacionamos con los demás viene de la niñez y es un condicionamiento. Este darse cuenta nos permite construir relaciones humanas más libres y honestas de ahí en adelante.
La séptima revelación se relaciona con empezar a entrever el sentido de la vida, la misión personal. Esta empieza a hacerse clara a través de varias manifestaciones, como ciertas "coincidencias", a través de la meditación, a través de sueños, de la intuición, etc. La octava revelación tiene que ver con el descubrimiento de la necesidad de ayudar a los demás, con el altruismo. Esto lleva a tratar bien a los demás, y a entregarles lo mejor de sí mismo, sin manipular ni competir. Comienza a manifestarse el espíritu más que el ego. Finalmente, la novena revelación es descubrir que se ha evolucionado a un estado superior, de mayor espiritualidad. Es decir, se comienza a vibrar en un nivel energético diferente, lo cual normalmente produce cambios importantes en la vida -incluso cambiar de profesión-, de modo que lo que se haga desde ese momento permita acercarse lo más posible a la verdadera misión que cada cual tiene.
¿Será una mera casualidad que haya leído este artículo? Su respuesta es personal, pero puede ser el primer eslabón de un camino de crecimiento personal, si creemos en el planteamiento de la novela. (Libro completo) "La Novena Profecía" se llevó recientemente al cine (Ver sinopsis). Les presento además una hermosa presentación en power point sobre el libro hecha por Luis Montoya Tapia.

13/3/08

TRABAJO INTERIOR

Hasta donde yo sé, fue Gurdjieff quien primero empleó el término “trabajo interior” para referirse a un trabajo en donde se presta una gran atención al mundo interno, sean ciertos procesos mentales, sean emociones, el cuerpo, etc., con el fin de acceder a estados de conciencia superior y lograr un desarrollo verdadero. También se le suele llamar el “Trabajo”, con mayúscula inicial, para distinguirlo del trabajo común de la vida cotidiana.
El trabajo interior es, como su nombre lo dice, un trabajo en todo el sentido de la palabra, que requiere esfuerzo y dedicación, pero no para producir bienes o ganar un sueldo, sino para hacerse más consciente; o si se quiere, para "despertar". Es el ejercicio sistemático y creciente de ciertas acciones y actividades que llevan hacia el desarrollo del ser. Es estar atento a las condiciones psíquicas internas, descubriendo nuevas facetas personales. Por lo tanto, el trabajo interior se puede realizar en cualquier sitio y momento, incluso mientras se está trabajando en el sentido usual del término. Y precisamente en los momentos más difíciles, como cuando se vive una crisis, se está en una reunión importante o en una discusión, se puede estar haciendo trabajo interior. Además de aprovechar las circunstancias de la vida diaria, también se hace trabajo interior con ciertas tareas que uno mismo se impone o, preferentemente, con la guía especializada de alguien que esté en este camino de desarrollo.
A modo de ejemplo de tareas de trabajo interior, se podría citar escucharse la propia voz en algunas situaciones, estar atento al ritmo de caminar, darse cuenta de los miles de pensamientos que surgen continuamente en la mente, detectar pequeñas emociones, practicar cierta oración, luchar contra un defecto, hacer un ayuno, etc. Cada una de estas tareas tiene un objetivo específico que puede no comprenderse de inmediato, pero que después se va clarificanado. Parte importante del Trabajo es estar lo mas conectado posible consigo mismo, por ejemplo con el cuerpo. A la larga, el trabajo interior va produciendo una transformación, que se nota en una mayor apertura, una mayor seguridad en sí mismo, una autoestima más fuerte y sólida. Posteriormente comienza a aparecer una imagen muy diferente y mucho más real de sí mismo, se descubren nuevas facetas y potencialidades de uno mismo que jamás se imaginó, y hay un acercamiento a la verdadera espiritualidad. Podríamos decir que la persona va conectándose con su esencia o su verdadero “yo”; usando términos más conocidos, va naciendo el “hombre nuevo”.
A semejanza del trabajo normal, el trabajo interior produce más resultados mientras más se trabaja, mientras más esfuerzo se haga. Esto es sin embargo muy difícil, porque aparece la pereza, un miedo inconsciente a conocerse más (especialmente los defectos), y porque nos damos cientos de otras excusas, como la “falta de tiempo”, “las actividades cotidianas”, que en definitiva nos impiden trabajar.
Aunque desde cierta perspectiva el trabajo interior tiene un fuerte componente psicológico, es mucho más que simple psicología, así como tampoco es sinónimo de introspección. De hecho, viene de tradiciones espirituales milenarias, lo que hace muy difícil rastrear sus orígenes. Aunque no es fácil acercarse al Trabajo, todavía es posible, pues aún se realiza en algunos grupos espirituales, en ciertos monasterios, y es también parte de ciertas enseñanzas orientales; el acercamiento y el contacto con el Trabajo se produce en realidad cuando se dan ciertas condiciones psicológicas, como el anhelo de una verdadera espiritualidad y crecimiento, o una búsqueda intensa, real y apremiante de la verdad. Esto mismo hace que el Trabajo –por desgracia- sea para pocos. Es para quienes comienzan a vislumbrar que la vida no es sólo materia sino también espíritu. HBC

8/3/08

ORACION DE LA GESTALT

El 14 de Marzo del año 1970, falleció Fritz Perls, unos de los gigantes de la psicología, y especialmente de la psicoterapia. Creador de la Psicoterapia Gestalt, se tansformó en esa época en un verdadero gurú. Este enfoque terapéutico se basa en promover el contacto y la experiencia directa con el cuerpo; es un tipo de terapia vivencial, enmarcada en la psicología humanista. El aporte de Fritz fue enorme, y su influencia todavía continúa. En uno de sus libros dejó escrita una oración, que se convirtió en "la oración de la Gestalt". Es muy sencilla y corta, y aunque simple, tiene mucho sentido y suena hermosa al oído. Hela aquí:

Yo soy Yo
Tú eres Tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías
Tú eres Tú
Yo soy Yo
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse

Fritz Perls. "Sueños y existencia". Ed. Cuatro Vientos. Santiago de Chile. 1974.

7/3/08

EL HOMBRE MAS FELIZ DEL MUNDO

Aunque parece el título de un cuento, no lo es. Pues en realidad existe un hombre que es el más feliz del mundo, y la ciencia lo ha identificado. Se trata de un francés, Matthieu Ricard. De sesenta años, con formación universitaria en biología y un doctorado en genética, a los treinta años decidió irse a un monasterio budista. Con el tiempo, por su gran talento llegó a convertirse en el asesor personal del Dalai Lama, cargo que ostenta hasta hoy.
Pero, ¿puede medirse la felicidad? Hay varias maneras de hacerlo, algunas tan simples como pedir a las personas que se pongan una nota de felicidad, y otras muy sofisticadas. Entre éstas últimas figura la medición de ciertos índices cerebrales, específicamente el nivel de conexión que existe entre ambos hemisferios cerebrales. En el caso de Ricard, su nivel de conexión superó ampliamente cualquier medición que se había hecho a otras personas.
El tema de la felicidad es un tópico que hoy se investiga bastante en psicología, porque no sólo es importante centrarse en el estrés, los problemas y las depresiones, sino entender cómo se puede llegar a ser feliz o al menos tener una sensación de bienestar subjetivo mayor. Puede convertirse además en un antídoto contra la depresión, enfermedad tan común y de alto costo en la actualidad.
Pero por mucho que se estudie la felicidad, nunca se llegará a una fórmula rápida y fácil, que es algo que a la psicología norteamericana y a nosotros los occidentales nos cuesta mucho entender. Queremos todo en diez rápidas lecciones, pero no consideramos que el hombre más feliz del mundo es budista, que lleva treinta años en prácticas espirituales y de meditación, y que ha desarrollado valores mucho más profundos que los típicos de la sociedad contemporánea. Por ejemplo le interesa más ayudar a las demás personas que tener una cuenta corriente abultada. El dinero que recibe por la venta de sus libros lo destina íntegramente a obras de caridad y ayuda social; puede rechazar un auto último modelo o una mansión exclusiva, para seguir viviendo una vida simple sin ningún tipo de lujos.
Lo que parece claro es que la felicidad no es algo que llega solo, ni algo esotérico ni tampoco tan misterioso. En la felicidad están involucrados procesos cerebrales y mentales. Pero estos procesos no se desarrollan con diez lecciones ni un par de consejos psicológicos de pasada. La gran plasticidad del cerebro al parecer permite que mediante ciertas prácticas y ejercicios se activen algunos circuitos que son finalmente los responsables de la sensación de felicidad. Algunas drogas parecen también producir o activar estos circuitos, pero es una forma artificial de lograr felicidad, además muy pasajera, y que a mediano plazo tiene consecuencias muy negativas, como contribuir a desintegrar la personalidad.
El problema de fondo para conseguir felicidad es doble: por un lado asociamos la felicidad al dinero (aunque digamos lo contrario), y por otro no estamos dispuestos a invertir en felicidad, es decir llevar a cabo prácticas y estilos de vida que nos acerquen a mejores niveles de felicidad. Pensamos que la felicidad es gratis, que la merecemos solamente porque sí, y no caemos en cuenta de que en realidad nada es gratis en la vida; todo requiere cierto trabajo y preparación.
La felicidad –según Ricard- no se basa en tener cosas ni en factores externos. Es algo que está en la profundidad de cada ser humano, y es ahí donde debe buscarse. Pero falta darse cuenta de esto -tener conciencia-, luego tomar la decisión de profundizar en sí mismo, y finalmente disponerse a invertir tiempo y esfuerzo para lograr algo tan preciado como la felicidad.