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3/1/08

EL GOCE DE APRENDER

¡Cuántos de nosotros lo hemos perdido! En los niños se lo descubre con facilidad: cuando el niño explora algo -un juguete por ejemplo-, y capta su mecanismo (o sea aprende), su cara se ilumina, se pone alegre, y quiere hablar de ello, experimentar, y compartir su experiencia.
Por eso hablamos de goce, y porque esta sensación psicológica de aprender tiene mucho parecido con la sensación de triunfo, de éxito, de entusiasmo y alegría, que acompaña a una acción o situación en la cual sentimos que hemos conseguido una meta difícil. En términos populares y futbolísticos… ¡es la alegría del gol que asegura el triunfo!
Aprender es también una manera de sentir que se nos abren otros universos, otras posibilidades… de ver que el mundo es siempre más amplio de lo que pensamos, de que tiene vericuetos y muchas cosas por descubrir y conocer.
En los adultos esta hermosa sensación de aprendizaje y descubrimiento se vive menos. Quizás en parte por el condicionamiento que produce la metodología del proceso de enseñanza-aprendizaje, lo cierto es que la alegría de aprender se va perdiendo a medida que pasan los años escolares. Todo niño normal gusta de aprender cosas nuevas, en el más amplio sentido de la palabra, pero ya antes del segundo ciclo de la educación básica un gran número de ellos han perdido esta bella capacidad. En esta etapa, y en realidad en muchas otras, aprender se va transformando en algo hasta casi penoso, difícil, asociado a un castigo, una reprimenda, o a un gran esfuerzo, cuando no debería ser así.
Afortunadamente la experiencia muestra que a veces en ciertas situaciones puede aparecer esta alegría natural de aprender en los adultos. En efecto, hay adultos que se contentan con aprender, simplemente por el hecho de aprender, aunque son pocos. En el movimiento para la tercera edad, por ej., se puede apreciar cómo los “abuelitos” ingresan a cursos universitarios sin otro interés que el de adquirir más conocimientos, entender mejor el mundo, o sea, aprender. A veces, adultos autodidactas vuelven a vivenciar esta sensación cuando descubren una solución a un problema. En ocasiones, en cursos de capacitación en las empresas hay sujetos que “despiertan”, y de pronto aprenden cosas que ni soñaban, y eso les significa un cambio positivo en su visión del mundo y de sí mismos.