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19/6/09

LA DISCRIMINACION

Discriminar es segregar, es apartar, es tratar diferentemente y con menos consideración de la debida a una persona o algún grupo de personas. Es el comportamiento dirigido contra quienes tenemos prejuicios. La discriminación siempre conlleva algún tipo de agresión, a veces sutil y otras más violenta.

El término “discriminación” tiene la misma etimología que la palabra crimen (dis-crimin-ar). Por su parte, el prefijo “dis” significa perturbación o alteración no muy grave en algo. De modo que el sentido real de “discriminar” es “cometer un pequeño crimen”. Y su más remoto antecedente etimológico es una antigua palabra que significa “juicio”, lo que explica también la relación entre la discriminación y el prejuicio. En verdad, la discriminación va siempre precedida por un prejuicio.

El problema de la discriminación es muy antiguo en el ser humano, pero es siempre vigente también. Pese a esto, a veces no se le advierte porque se le disfraza bastante. Los chilenos, por ejemplo, hemos querido enorgullecernos de no discriminar, pero en realidad más bien hemos hecho “vista gorda” frente a esto. Es un problema nuestro del cual hemos tomado conciencia no hace mucho. A lo más, lo veíamos ligado siempre en relación a razas, y el mejor ejemplo del que disponíamos era la cultura norteamericana con el “problema” negro; después, con el “apartheid” supimos que existía en Sudáfrica; y antes que eso sabíamos que existió contra los judíos en la Alemania Nazi. Pero solamente en el último tiempo nos hemos ido dando cuenta de lo contaminado que estamos con la discriminación.

La discriminación adopta una serie de formas. Puede ser étnica (racial), quizás la más común, pero se da también en el genero (sexual), en el plano social y el status (clasismo), en contra de los discapacitados, y en general contra cualquier minoría que tenga algún rasgo que la haga diferente. Ejemplos de discriminación racial en Chile se dan frecuentemente contra personas de ascendencia aymará o mapuche.

La discriminación es siempre lesiva para quien la sufre, con consecuencias a veces dramáticas. Problemas con la aceptación de la propia identidad, un sentimiento profundo de menoscabo, una autoestima baja, una frustración constante que puede llevar a la anomia o la apatía generalizada y al hiperconformismo, y desde luego un menor acceso a todo tipo de oportunidades, tanto de trabajo como de estudios, son botones de muestra de lo que produce la discriminación.

Hay varias formas de superar la discriminación, pero no es un problema fácil. Una de las formas es la práctica de la tolerancia. Otra forma es la convivencia con personas a las cuales se ha discriminado, lo que permite verlas en su dimensión más humana, y al final comprender que en esencia son también como nosotros. Fomentar la cooperación entre grupos que tienen prejuicios entre sí, puede ser también una manera efectiva. Y en el seno de la familia, es desde luego muy importante enseñar a los hijos a no prejuzgar, estereotipar ni estigmatizar a los demás, aunque esto debe partir de una actitud genuina de aceptación de los padres hacia las diferencias y no ser una mera pose.

13/6/09

CORNELIA IN MEMORIAM

Hace unos años atrás, paseando por el Cementerio General de Santiago (Chile), me topé con una tumba que tenía varios epitafios. Todos ellos -nueve en total- fueron escitos por la misma persona, el esposo viudo de la dama enterrada. En mi calidad de psicólogo, esta tumba me llamó profundamente la atención porque estos epitafios van mostrando el fenómeno del duelo psicológico que sigue a una pérdida importante, lo que es ya interesante, y más todavía como una muestra de psicología popular. Por ello tomé fotografías y luego hice un diaporama, que incluso -pensé- podría servirme de apoyo para la docencia en materias de este tipo.

Pero además de esto, los epitafios nos hablan de mucho más. Siendo tan breves, el viudo que los escribió va narrando en forma muy precisa los acontecimientos familiares que siguieron al deceso de su esposa, de modo que se puede ir reconstruyendo la historia familiar a través de los mismos. Y como un broche de oro, los epitafios están escrito en verso; una poesía simple, sin gran elaboración, pero muy sentida y hermosa, que en mi opinión hacen de esta tumba algo muy especial.

En fin, más que seguir hablando de ella, los invito a ver el video que realicé. Espero lo disfruten y lo sientan tanto como yo.

ARTISTAS y ESCRITORES ARGENTINOS VISITAN IQUIQUE

Un grupo de artistas argentinos en gira por Chile y Perú pasó por Iquique, alojándose en "La Casona 1920". En el grupo se encontraban artistas plásticos, poetas y escritores. En su breve estadía en Iquique hicieron un intercambio de libros con Horst Bussenius, y donaron también varios ejemplares a la Universidad Aturo Prat. El grupo estaba compueso por Marité Svast, Gloria Cepeda, Silvia Barcala, Elba Tonini, Guillermo Roura, Rubén Muñoz Abril, Enrique Colman y Cristina Larice, esta última liderando el grupo. Dejaron un poema a la amistad:

La AMISTAD es como un bebé desprotegido, una caricia desdibujada, un espíritu perdido, un silencio oscuro y apretado, un quieto mar, un texto con palabras vacías, un cántaro quebrado, un camino sinuoso no andado, sin tu presencia plena, sin tu alegría plena, sin tus dones, tu voz, tu olor, tu abrazo.


Entre todos hacemos que la AMISTAD sea un territorio compartido, una sensible y sentida red de lazos afectivos. Un ida y vuelta de sentimientos nobles. La humanidad sensiblemente nos integra en la búsqueda de este sagrado vínculo.


Cuando desarrollamos acciones amistosas protegemos al bebé, la caricia se completa, el espíritu encuentra tu mirada, sus pares, su nueva piel, el mar suelta su energía y revive en su oleaje, la trama del texto sensibiliza al lector, el cántaro quebrado se hace útil entre tus manos y las mias, el camino se llena de aventura, sentido de vida con tu compañía y el silencio como un potente reflector nos indica la ruta hacia el maravilloso destino: AMISTAD y los que viajamos hacia ese lugar decimos; Allá vamossss.


¡¡Feliz Día, Amigas y Amigos !!
Cristina Larice de Roura


20 de julio del 2009 Desde Iquique, Chile.

12/6/09

ABANDONO DE BEBES


En estos días la opinión pública fue impactada por el abandono de un bebé, que fue encontrado de noche y por casualidad, salvando así su vida. Hechos como éste se dan con relativa frecuencia, y llevan a preguntarse las razones de esta acción.

En realidad no hay explicaciones que sean aplicables a todos los casos. Hay madres que abandonan al bebé simplemente por factores económicos, de insolvencia. Otras porque puede haber sido una guagua indeseada. Quizás la mayoría, porque no tienen la madurez suficiente para enfrentar un nuevo rol que les demandará cuidados hacia el nuevo ser, la entrega de amor desinteresado, y nuevas y constantes preocupaciones. O tal porque está enamorada de otro; o bien porque tiene planes incompatibles con su nueva calidad de madre, que la hacen tomar la decisión de abandonar el hijo para elegir otra opción de vida. Y por último, tal vez en algunos casos se trata de madres jóvenes que han vivido su embarazo en soledad, lejos de la familia, y se deshacen de la criatura para que nadie se entere.

Si bien pueden hasta cierto punto comprenderse todas estas razones, lo más chocante es la forma en que a veces esto se hace, como el caso mencionado. Podría haberse entregado el bebé a un hogar de menores, a una familia, o en otro lugar, y no haber expuesto a la guagua a una posible e inminente muerte. La reacción popular ante hechos como este o en general frente a las agresiones y el daño hacia los niños es la repulsa y la condena inmediata. ¿Por qué es tan fuerte esta reacción social de condena?

Aunque la respuesta a esta actitud de repulsa y condena podría buscarse en la psicología, por ejemplo en un condicionamiento cultural, la verdadera explicación se encuentra en un nivel más primitivo que el psicológico, como es el nivel instintivo. El ser humano, igual que otros animales, especialmente los mamíferos, tiene un instinto de protección hacia los niños (las crías) que es muy fuerte, y que opera tanto en mujeres como en hombres; es parecido al instinto maternal, pero no es lo mismo. De modo que cuando se expone a un bebé a una muerte o se le daña, este instinto entra en acción. La finalidad de este instinto es precisamente proteger la vida de niños y así preservar la especie.

Otra situación en la cual puede apreciarse este instinto de protección en el ser humano es en los cuidados y protección que brindamos a animales pequeños, por ejemplo gatos y perros. En los animales, que también -como decíamos- poseen este instinto de protección hacia las crías, hay casos documentados en que un animal protegió y cuidó a un animal de otra especie que si hubiera sido adulto habría sido su presa. Y otro caso en donde puede apreciarse el mismo instinto es en de los llamados niños lobos o niños salvajes, en los que un animal ha cuidado, alimentado y protegido a un bebé humano.

La fuerza de los instintos es enorme, y en general tienen más influencia en la conducta que los factores puramente psicológicos, aunque a menudo esta influencia ha sido subvalorada, especialmente por la misma psicología. Pero también hay excepciones, en las cuales el factor psicológico es más fuerte que el factor instintivo, como el caso de religiosos que coartan su instinto sexual, o el mismo caso de madres que abandonan a su bebé. En relación a las consecuencias del abandono materno en el niño, son normalmente muy traumáticas, porque el niño vivirá sintiendo y pensando toda su vida que para su madre hubo algo más importante que él. Pero este tema lo abordaremos en otro artículo.