Páginas

26/9/08

PSICOLOGIA DEL RENCOR

El rencor es una rabia, un enojo más o menos fuerte, que se tiene desde hace tiempo, en contra de una persona. Normalmente el rencor se genera cuando la persona se ha sentido ofendida, humillada, dañada o ridiculizada. La principal característica del rencor es que esa rabia por el daño sufrido no se expresó, y quedó emocionalmente estancada. Pero la rabia sigue estando ahí, aunque no se la exprese.

No es fácil detectar el rencor, pero si se afina la percepción hay algunos signos que señalan su presencia. Por ejemplo una disposición negativa hacia quien generó el rencor, que puede llevar incluso a boicotear iniciativas de esa persona. O negarse a participar y marginarse de ciertas acciones que propuso esa persona contra la cual hay rencor. O evitar hablar con ella. Durante una conversación, ciertos signos de impaciencia, o los puños crispados, o hablar de forma seca y “dura”. Incluso a la persona rencorosa le puede costar mirar a los ojos a quien le generó el rencor.
Esto se complica más porque a veces el rencor es inconsciente, es decir ni la misma persona sabe que lo tiene. Esto es especialmente crítico cuado es un rencor hacia los padres, que la persona niega, tanto ante los demás como hacia sí misma, porque admitirlo le generaría una gran culpa. Sin embargo el rencor hacia los padres es muy común, y motivo frecuente de consulta al psicólogo. Es típico por ejemplo en adolescentes que son oposicionistas, negativos, desmotivados frente a todo. En estos casos la causa suele ser un rencor inconciente hacia alguno de los padres o hacia ambos. Pero también muchos adultos mantienen rencores contra sus padres, que les han durado años de años.

Si frente a la injuria o daño la persona puede defenderse, expresar su rabia, o pelear, jamás se genera rencor. El rencor aparece cuando la rabia no se pudo expresar o solamente se expresó a medias. Por esto las personas asertivas –aquellas que saben expresar lo que sienten- muy rara vez tienen rencor. Tal como decíamos, el rencor es rabia reprimida, ira u odio no expresado. Desde luego, el rencor es siempre contra las personas, no contra cosas o situaciones; en ese caso se trataría más bien de frustraciones. Tarde o temprano el rencor produce daño a quien lo sufre. Es curioso que la etimología del término nos confirma esto.

En efecto, rencor viene de una palabra latina que es “rancer”, que a su vez viene de “rancio”. Y algo rancio es algo que huele mal, algo descompuesto, “porque no se usó cuando correspondía”. En este sentido el lenguaje es increíblemente claro al mostrarnos que el rencoroso es una persona “rancia”, cuyo odio la tiene descompuesta. Y esto es así puesto que tarde o temprano la rabia intensa y el odio paralizan. Tal como suena: paralizan. A veces a través de una rumiación increíble de pensamientos que puede durar horas en las cuales el rencoroso no hace nada más que deleitarse en su odio e ideas de venganza, o bien a veces a través de una depresión severa. Por lo demás un sinónimo de rencor es resentimiento, y si nuevamente interrogamos la etimología de esta palabra, nos encontramos que esta palabra viene de “resentirse”, que es “tener sentimiento, pesar o enojo por algo”. Pero también significa flaquear, debilitarse, como cuando alguien queda “resentido” por un golpe. De modo que estar “resentido” es estar débil; nuevamente entonces, la rabia no expresada –es decir el rencor o resentimiento- nos muestra que al fin de cuentas este sentimiento produce debilidad o daño.

El rencor necesariamente debe superarse. Su superación permite que aflore la creatividad, la capacidad de hacer cosas y no paralizarse. Hay varias formas, pero lo primero es darse cuenta de que existe. Luego la principal y natural manera de superarlo es expresar el enojo a la persona que lo generó. Otra forma es aprender a perdonar. O también aceptar el daño, porque todos alguna vez hemos sido dañados, pero no podemos odiar por siempre. HBC

19/9/08

PSICOLOGIA ANORMAL

La psicología anormal consiste en el estudio de los trastornos emocionales y de la conducta anormal. Por lo tanto, lo que primero tiene que definir es qué es la anormalidad, una pregunta por lo demás que siempre es de gran interés para el público, y que no es nada de fácil responder.

Y no es fácil porque el concepto mismo de anormalidad puede variar en sociedades y culturas diferentes, o aún en una misma sociedad a lo largo del tiempo. En nuestra sociedad se considera a una persona psicológicamente sana cuando cumple cinco requisitos.

En primer lugar, que sea capaz de percibir la realidad con exactitud. Así, si alguien ve cosas o escuchar voces donde nadie más lo hace, genera dudas sobre su normalidad, porque está percibiendo la realidad en forma distorsionada. Pero también quien piensa que continuamente todos lo persiguen o quieren dañarlo, está percibiendo la realidad en forma inexacta.

Un segundo criterio está dado por la forma de comportarse. En general una personal normal tiene una conducta más o menos similar a la de la mayoría de las personas. Mientras más extravagantes o extrañas sean sus conductas, más puede sospecharse de algún tipo de anormalidad. En algunas alteraciones esto puede ser tan marcado, que una persona se vista y actúe de manera incomprensible, por ejemplo asistiendo con traje de fiesta a un funeral.

Un tercer factor es que la persona tenga la capacidad de realizar y mantener un trabajo productivo. En efecto, es típico de gente con una fuerte inmadurez emocional o que se han estancado en su desarrollo, no ser capaces de tener un trabajo productivo. Hay quienes viven soñando, ilusionándose, y en su mente hacen mil y una cosa; pero no son capaces de llevarlas a la realidad. Y si trabajan en algún momento, suele ser por muy corto tiempo.

Otra característica es que se desenvuelva bien en las tareas de la vida diaria. Esto puede referirse a la capacidad de cuidar de sus hijos, o mantener el aseo, o hacer compras adecuadas para el hogar, etc.

Y por último, se espera que en la persona normal su estado de ánimo se relacione adecuadamente con las situaciones que le toca enfrentar. En otras palabras, que su estado anímico y sus emociones sean proporcionales a los estímulos que los causan. Es normal después de ver un accidente quedar con cierto temor o ansiedad. Pero si esto dura demasiado tiempo, o la reacción es demasiado intensa, ya cae fuera de la normalidad.

Puede también haber otros criterios para evaluar la normalidad. Sin embargo estos son por lo general los más importantes y aceptados. Puede verse también lo difícil que es evaluar cada uno de ellos; para eso se requiere una preparación muy sólida, con buenos conocimientos y experiencia en psicología y/o psiquiatría. Por lo demás, para complicar las cosas, hay que entender la situación que está viviendo la persona. Por ejemplo si es un drogadicto, difícilmente podría trabajar en forma productiva, pero una vez que supere su adicción podría volver a la normalidad. El límite entre normalidad y anormalidad no es infranqueable, e incluso según ciertos psicólogos la cuestión es más bien un asunto de grados.

5/9/08

PSICOLOGIA POSITIVA

El inicio de la psicología estuvo marcado por una serie de experimentos, que pretendían conocer aspectos del funcionamiento mental. Pero al poco tiempo la psicología comenzó a interesarse por fenómenos mentales más complejos, tratando de comprender especialmente las alteraciones psicológicas. Y de ahí, con la creación del psicoanálisis, la psicología se transformó por muchos años en una búsqueda permanente de teorías para explicar la enfermedad, y para desarrollar terapias.

En los años sesenta más o menos apareció una nueva corriente en la psicología –la psicología humanista- que comenzó a preocuparse más por las personas normales y por el desarrollo del potencial que por las alteraciones. Este nuevo enfoque psicológico aún tiene una gran influencia.

Y desde hace muy poco, se ha desarrollado la llamada “psicología positiva”. Esta se enfoca en los aspectos sanos del ser humano, como la felicidad y su forma de potenciarla, la resiliencia -que es la capacidad de levantarse después de los golpes de la vida-, y el bienestar subjetivo. Quien lidera esta nueva línea es Martin Seligman, un psicólogo que ha hecho una serie de investigaciones sobre estos temas.

Uno de los aportes interesantes de la psicología positiva es haber descubierto que nadie está tan condicionado como se creía antes. Por ejemplo, un niño con una inteligencia algo disminuida, sin muchas habilidades para el colegio, criado en la pobreza, y en un ambiente de delincuencia, nos llevaba a pronosticar lo peor para su futuro. Sin embargo la psicología positiva está descubriendo que esto no es tan valedero. El pasado no es tan determinante para nuestra vida como se creía.

Por supuesto ese niño criado en esas condiciones desfavorables y de vulnerabilidad tiene muchas más probabilidades de salir dañado y terminar convertido en delincuente, pero hay demasiadas excepciones para pensar que ése puede ser su único futuro. Y en la vida cotidiana, basta también mirar hacia el lado para descubrir personas que contra toda expectativa, salieron delante de una niñez llena de traumas y desventajas de todo tipo.

Lo que la psicología positiva está estudiando es precisamente cuáles son esas fuerzas, rasgos y mecanismos que tiene el ser humano que le permiten salir adelante cuando todo hacía pensar que caería en un abismo. En relación a la sensación de bienestar que se tiene en la vida, algunos de estos rasgos implicados parecen ser la autoaceptación, tener un proyecto de vida, mantener relaciones humanas positivas, tener suficiente autonomía, sentirse capaz de influir uno en el medio ambiente más que éste en un uno, y el desarrollo personal.

Hay muchos psicólogos interesados en estos temas, y las investigaciones son muchas. Esto confirma una vez más que la psicología dejó de ser aquella ciencia que estaba siempre en el diván, para salir a conocer los aspectos sanos de la personalidad que hacen más feliz al ser humano, y que le permiten enfrentar con enormes dificultades, saliendo “bien parado” de ellas. Pero todo no está dicho, pues los avances de la psicología positiva nos prometen bastante.