Páginas

19/9/11

EXPERIENCIA MISTICA

La consciencia es quizás lo más privativo del hombre. Por experiencia directa sabemos qué es la consciencia, aunque sea difícil definirla. Podríamos decir que es el “darse cuenta” de lo que ocurre, y más específicamente, de lo que ocurre en nuestro interior. También la experiencia directa nos muestra que hay diferentes estados de consciencia. Por ejemplo, como cuando hemos bebido alcohol, o somos presa de una emoción muy intensa, o simplemente estamos dormidos, tenemos un nivel de consciencia inferior al de vigilia.

Y así como hay estados inferiores de consciencia, los hay también superiores. Uno de ellos, y quizás uno de los más altos al que puede aspirar un ser humano, es la llamada experiencia mística.

Desde el punto de vista psicológico, podría caracterizarse como un estado alterado de consciencia, en donde la percepción de la realidad experimenta un cambio profundo; se percibe de manera desacostumbrada, y sin embargo (y he aquí una paradoja), más real.

Es como si la misma realidad que se ve todos los días fuera reemplazada o superada por una visión más completa y verdadera. Y todo esto se acompaña de una profunda emocionalidad, en donde suele aflorar un goce intenso y hasta un llanto de alegría; se vivencia el amor con una profundidad nunca antes sentida. Se acompaña de un sentimiento y una comprensión muy fuerte de unidad, de que todo está unido con todo. En términos cristianos, es la unión íntima con Dios, y aún su absorción en él. El mundo se ve y se siente perfecto, unificado, y todo tiene un sentido, incluso el bien y el mal.

Es una experiencia difícil de describir, pues tiene el carácter de lo inefable (que no puede ser transmitido con palabras), y difícil de comprender por quienes no la han experimentado, por lo cual se la confunde con otras experiencias o se la tiende a descalificar.

Aún para psicólogos y psiquiatras no es fácil determinar si una experiencia de este tipo fue realmente una experiencia mística o no, y además puede confundirse con otros estados de alteración de consciencia, por ejemplo el efecto de ciertas drogas en la mente. Pero hay diferencias sutiles.

Una experiencia de alteración de consciencia con drogas desintegra; la experiencia mística en cambio, produce una mayor integración de la personalidad. Esto trae como consecuencia que la persona que experimentó el estado místico normalmente se vuelva más armoniosa, internalice más valores positivos, y crezca como persona.

La experiencia mística es un fenómeno poco frecuente, y que se da en pocas personas. Normalmente viene sin previo aviso; es algo que ocurre, y no depende de la voluntad.

Sin embargo algunas condiciones que pueden favorecerla son la búsqueda intensa de Dios, y quizás cierto grado de desarrollo espiritual. Por esta razón es que se da principalmente en personas con una vida religiosa o espiritual intensa. Es a veces tan impactante y fuerte esta experiencia, tan transformadora, que se ha postulado que gran parte de las prácticas ascéticas -como ayunos prolongados, oración continua, autoflagelamiento, aislamiento del mundo, etc.- lo que pretenden es lograr este estado o bien mantenerlo si es que ya la persona lo experimentó.

En todas las grandes religiones ha habido místicos, algunos de los cuales han dejado el testimonio de su experiencia a través de escritos. El viejo texto (pero de fácil acceso) conocido como “Desiderata”, en cierto modo describe la visión mística del mundo. HBC