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18/2/12

CONFIANZA MUTUA

La confianza es un tema que da para mucho. No hablaremos en este artículo sobre la confianza en sí mismo – que es también importantísima -, sino de la confianza en los demás, la confianza mutua. Las relaciones interpersonales, las relaciones familiares, los negocios, el trabajo en equipo, y muchas otras conductas, acciones y actividades con la gente, se basan en la confianza. Casi sin darnos cuenta, diariamente depositamos nuestra confianza en muchas personas.

¿Qué es lo que determina que una persona nos dé confianza, que podamos depositar en ella cosas tan importantes nuestras como la educación de un hijo, un secreto, dinero, y a veces hasta nuestra propia vida?

La palabra confianza viene de confiar, y ésta de fiar, que se define como entregar algo o depositar en otra persona algo sin más seguridad que la buena fe, esperando que ese algo que se entrega será devuelto. En cierto modo, esperando de la otra persona cierta fidelidad, pensando que esa persona es incapaz de traicionarnos.

La confianza tiene varios factores que la hacen posible, varias dimensiones. Quizás la primera variable que influye en la confianza es el grado de competencia del otro, es decir, en qué grado o medida sabe hacer lo que dice o esperamos de él. Esto incluye sus conocimientos y habilidades. Así, un médico del cual sepamos que es competente en su trabajo, nos dará la suficiente confianza para operarnos con él.

El segundo aspecto que genera confianza es la integridad. Es decir, que la persona en quien confiamos tenga congruencia entre lo que hace y dice, que sea honesto. Parte muy importante de la integridad es la honestidad entonces, así como saber que la otra persona valora y se ajusta a la verdad. Una persona deshonesta, falsa o inconsecuente, jamás genera confianza.

El tercer aspecto es la estabilidad en su forma de actuar, es decir que el otro mantenga básicamente una conducta similar frente a las mismas situaciones. Si la otra persona actúa cada vez de manera diferente, esto genera incertidumbre, y por lo tanto poca confianza. Una persona muy cambiante, por ejemplo, o que en ocasiones cumple una promesa y en otras no, genera desconfianza.

Una actitud de auténtica apertura es otro atributo de la confianza. Confiamos en las personas que son transparentes, que “se abren”, que tienen una actitud general de apertura. Una persona “cerrada”, que se niegue a compartir ideas e información libremente no puede generar confianza, sino todo lo contrario.

Finalmente, como quinto elemento de la confianza, se debe considerar la lealtad, es decir la disposición y voluntad para proteger y dar la cara por la otra persona. De este modo, al contar un secreto y tener la certeza de que la otra persona será leal, o bien que “se la jugará” por uno, se genera confianza.

Estos cinco elementos básicos de la confianza están presentes en mayor o menor grado en las personas que conocemos. Por esta razón para generar confianza es vital conocer lo mejor posible a la otra persona. La confianza, además de ser un pilar fundamental en las relaciones interpersonales, es algo que se construye. No es algo dado, que nos llega en forma automática, sino una actitud o cualidad que podemos afianzar, desarrollar y promover. HBC

1 comentario:

Anónimo dijo...

"EN LA CONFIANZA NACE EL AMOR"
...UN PROGRAMA RADIAL DE APRENDIZAJE...
.Gracias HBC.