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27/12/07

EL SELLO PERSONAL

Un famoso psicólogo dijo en una oportunidad que todo cuanto hacemos lleva nuestro sello. Este sello personal o estilo propio se puede notar con facilidad en las obras de un pintor, así como también en una serie de cosas que hacemos en la vida cotidiana. En todo lo que hacemos está nuestro sello.
Si bien la conducta tiene siempre un componente adaptativo, es siempre también expresiva. Una conducta como llamar a alguien por teléfono puede ser común a todos, pero la forma en cada cual lo hace –su estilo o sello.- es característica de cada persona. Dos mujeres pueden hacer la misma comida, pero el estilo de cada una se notará. Una breve observación puede mostrarnos de inmediato que una persona tímida habla en voz baja, sus movimientos son más bien restringidos, su letra es pequeña, se ríe despacio, etc. En cambio una persona con un gran desplante habla fuerte, sus movimientos son mucho más amplios, se ríe fuerte, y su letra es grande. Una conducta tan habitual como caminar muestra también el estilo de cada cual, lo que permite reconocer a alguien desde lejos tan solo por su forma de caminar, mucho antes de haberle visto el rostro.
Esto es aprovechado por algunos especialistas, por ejemplo policías especializados en estafas, que a través del estilo de escritura pueden determinar con gran confiabilidad quien fue el autor de un cierto escrito que podría ser una adulteración. O en el caso de asesinos en serie, que mantienen siempre un modus operandi. También se ha utilizado para determinar la autoría de obras de arte e incluso de libros, como fue el caso de “Imitación de Cristo”, de cuyo autor se dudaba; fue preciso analizar el estilo del libro para concluir que fue escrito por Tomás de Kempis. Para esto se tomó en cuenta las puntuaciones, el largo de las frases, la proporción entre sustantivos y adjetivos, etc.
El sello personal se da porque existe un núcleo más profundo que es el responsable de nuestras conductas y del estilo de las mismas. Ese núcleo es la personalidad, entendida como la forma consistente y estable de conducirse y reaccionar frente al medio ambiente. La personalidad cambia lentamente, y esto permite que un estilo dure por mucho tiempo. El estilo entonces solamente puede cambiar cuando la personalidad experimenta cambios, salvo en ocasiones especiales, como una ingestión de drogas, un estado alterado de conciencia, etc. Pero en todos estos casos hay una alteración de la personalidad habitual –aunque transitoria- de la persona.
En un estudio bastante interesante, se le mostró a un grupo de universitarios algunas palabras escritas por dos grandes músicos, Beethoven y Bach. Casi todos acertaron cuál letra era de uno y del otro, lo que fue posible porque cada uno de estos músicos tuvo una personalidad bien definida y diferente entre ellos: la fogosidad y la fuerza de Beethoven en comparación con la parsimonia y tranquilidad de Bach. Sin ir más lejos, la letra de familiares o amigos cercanos puede identificarse con facilidad.
El estilo o sello personal escapa al control consciente; en cierto sentido cae dentro de lo que se llama lenguaje gestual o no verbal, y por eso es tan difícil de cambiar o disimular. Un experimento muy sencillo que puede hacerse es firmar tres veces un papel cualquiera. Y luego, de modo consciente, tratar de imitar exactamente una de las firmas. Se comprueba que esto es muy difícil, y que al final de cuentas es preferible firmar de nuevo en forma automática, pues esta nueva firma se parecerá mucho más al modelo original que la imitación consciente.
Para conocer a la gente entonces, no sólo se debe poner atención a lo que hace, sino que normalmente es mucho más importante atender a la forma en que lo hace, es decir a su estilo o sello personal. HBC

26/12/07

Pato Varas en Iquique

Patricio Varas, TERAPEUTA GESTALT (formado en el Esalen Institute de California), Director de la Escuela Chilena de Desarrollo Personal y Terapia Gestalt, y Presidente Honorífico de la Alianza Latinoamericana para el Desarrollo Personal, estuvo en Iquique a fines de Noviembre, para realizar un taller de Gestalt a los alumnos de Psicología de la UNAP. Hace un par de años atrás había estado también en esta ciudad dictando un taller de Desarrollo Personal, abierto a todo público, que contó con unos 70 participantes. Pato Varas se formó en USA, en Esalen, donde mismo había estado Fritz Perls unos años antes. En Chile es el fundador de los movimientos de Desarrollo Personal. A partir de Marzo 2008 comenzará a dirigir un DIPLOMADO EN TERAPIA GESTALT INTEGRATIVA en Iquique.

23/12/07

El Espíritu Navideño

En estos días el espíritu navideño parece inundarlo todo. Podemos ver en todas partes, multitud de adornos que de alguna manera asumimos que representan este "espíritu navideño". Basta con recorrer las calles para ver los negocios, las casas, y las vías públicas, muy ornamentadas. Por lo demás, en diarios y revistas, así como en la televisión, el fenómeno es el mismo.
Pero, ¿que entendemos por espíritu navideño? ¿La ornamentación de la casa, o de locales comerciales? ¿O los adornos que hacen las municipalidades? ¿La compra de regalos? ¿O el gentío y bullicio en la calle? ¿Tal vez tomar harto cola de mono? ¿O escuchar música de villancicos, y ver un arbolito con luces intermitentes rodeado de paquetes y más paquetes de regalo, que todos esperan ansiosos para abrir el 24? ¿O enviar y recibir tarjetas?
Por su parte, cuando la prensa hace alusión al "espíritu navideño" informa que un coro de niños fue a cantar a tal o cual lugar; o que en tal calle se puso un árbol de Navidad gigante, o pone una fotografía con alguien disfrazado de Viejito Pascuero. En suplementos y especialmente en revistas más light, es frecuente encontrar artículos sobre el "espíritu navideño" que se refieren a la forma de adornar la casa, o la manera de disponer la mesa para la cena de Navidad, y multitud de cosas por el estilo. Y por cierto, muchos de ellos vienen con "el dato" del lugar donde se pueden comprar esos adornos o productos.
Pero, ¿es realmente esto el espíritu navideño?
Todo esto debería llamarse ambiente navideño. Porque evidentemente detrás de todas esas manifestaciones no se esconde ningún espíritu, pues si queremos encontrar el espíritu que hay detrás de alguna manifestación o celebración, la vía para hacerlo es muy diferente: se debe lograr cierta actitud o una cierta disposición interna particular. Estas actitudes o disposición interna son por ejemplo cierto recogimiento, o la contemplación, o al menos una actitud de reflexión.
Es imposible permitir que el verdadero espíritu navideño aflore si alguien está "tragado" por el mundo exterior, deslumbrado por todo lo que es rojo y verde y por las luces multicolores.
Por lo tanto, podemos preguntarnos: ¿cuánto de espíritu navideño nos va quedando?
En una encuesta que incluía la pregunta de qué espera para Navidad, casi todas las respuestas estaban relacionadas con las compras. Los niños expresaron sus preferencias sobre los juguetes que querían recibir, y los adultos sobre las cosas que querían comprar. La encuesta no señaló la opinión de comerciantes, pero probablemente hubieran comentado qué y cuánto querían vender. De modo que al parecer, en Navidad la gran mayoría quiere recibir, comprar, o vender.
Parece definitivamente que el verdadero espíritu navideño se ha trastocado. Refiriéndose al tema, el Papa expresó en algún momento: "es la sencillez del pesebre, y no el consumismo, el que representa el verdadero espíritu de la Navidad".
La Navidad pretende conmemorar el nacimiento de Jesús, y estoy seguro de que si El fue capaz de echar a los mercaderes del templo, nos echaría a todos 'para la casa' si viera que hemos transformado "su" fiesta en una gigantesca feria comercial -y globalizada además-, donde todos participamos. Feria por lo demás en la cual -según hemos visto- brilla por su ausencia el verdadero espíritu de Navidad : celebración y alegría, recogimiento, y sencillez.

21/12/07

El caballero de la armadura oxidada

El libro "El caballero de la armadura oxidada", de Robert Fisher, es muy conocido y se han vendido una enorme cantidad de ejemplares. Se comenta que "se trata de una fantasía adulta que simboliza nuestra ascensión por la montaña de la vida. Es una experiencia que expande nuestra mente, que nos llega al corazón y alimenta nuestra alma. El libro nos enseña, de una forma muy amena, que debemos liberarnos de las barreras que nos impiden conocernos y amarnos a nosotros mismos para poder, a su vez, ser capaces de dar y recibir amor". En realidad creo que se le atribuyen méritos excesivos al libro en los comentarios citados. Pero así y todo es un libro valioso, que lo recomiendo a algunas personas, especialmente gente con muchas inhibiciones emocionales, muy coartados en su expresión emocional, pues he podido comprobar que su lectura ha facilitado en parte la comprensión de sus dificultades y ha sido un aliciente para superarlas. Más que libro es un cuento de unas 30 páginas, de lectura amena, entretenido, y fácil de encontrar. Ver texto.

EL BARDO

Nuestro diccionario oficial (RAE) define “bardo” como “poeta de los antiguos celtas”, y por extensión, en general cualquier clase de poeta. No aparece la otra definición de “bardo”, que es –según el budismo tibetano- el estado intermedio entre muerte y renacimiento. Tampoco a nivel del público general es conocido este supuesto fenómeno.
Al morir –siempre según la tradición lamaísta- la conciencia entra en el bardo, que dura unos cuarenta y nueve días antes de renacer; este renacimiento (reencarnación más bien) puede ser como ser humano nuevamente, pero también se puede nacer en un nivel inferior, como animal por ejemplo, lo cual dependerá de cuánto se haya perfeccionado espiritualmente la persona en su vida terrenal.
El estado del bardo se da en un cuerpo sutil, como si se flotara en un espacio, y en un estado de gran paz. Es un momento importante, ya que la conciencia (o el alma podríamos decir) debe pensar en su próxima vida y plantearse un “proyecto kármico”, es decir definir cuál será su objetivo en la Tierra en su próxima reencarnación. Previo a esto la persona hace un análisis de sus vidas anteriores, que recuerda nítidamente, y realiza una especie de juicio sobre su evolución espiritual en cada una de ellas. Esto es interesante, porque significa que el alma en cierta medida elige dónde nacer y el propósito que tendrá en su nueva vida. Este propósito se relaciona con la superación de algún defecto importante. Para uno puede ser aprender a perdonar, para otro aprender a relacionarse mejor con los demás, y para otro aprender a controlar su ira. Si la misión se logra, la próxima reencarnación será en un estado superior al actual, y así sucesivamente, hasta llegar a la liberación total.
Al nacer, y por alguna razón, se olvidan las vidas anteriores, y se olvida también el proyecto kármico que se planteó en el bardo. Este proyecto se debe ir descubriendo paulatinamente, y significa un trabajo arduo consigo mismo. En todo caso el proyecto kármico nunca es venir a ser feliz a la existencia terrestre, sino venir a superar los defectos, aunque esto le signifique a la persona elegir una vida con muchas dificultades, adversidades, tristezas, tribulaciones, etc.
El estado del bardo fue conocido en occidente solamente a través de un antiguo texto, el Libro Tibetano de los Muertos. Este libro describe el estado del bardo, y trae una serie de rituales, consejos y oraciones que se leen a un moribundo o a quien acaba de morir. Esto le ayuda a entender dónde se encuentra –el bardo-, los peligros que pueden acecharle y a clarificar sus objetivos.
Por cierto, todo esto puede parecer mera especulación. Pero es interesante consignar que hay psiquiatras que han investigado este fenómeno mediante la hipnosis, y han descubierto que hay un porcentaje de personas que pueden revivir la etapa del bardo durante el trance hipnótico. Esto se parece bastante a las conocidas regresiones hipnóticas, pero en lugar de ir a una vida anterior, la persona se va al estado “entrevidas”. Tiene también cierta relación y parecido –y también diferencias importantes- con la famosa experiencia del túnel, que viven algunas personas que son declaradas clínicamente muertas pero logran revivir mediante esfuerzos médicos.
¿Es realidad el estado del bardo, o se trata de una experiencia básicamente cerebral, en donde se activan ciertas partes del cerebro que producen la experiencia? Es pronto para decirlo. Lo importante es tener una apertura mental que nos permita abrirnos a nuevas ideas y posibilidades, cuyo análisis nos vaya acercando a una mayor comprensión de la vida y sus misterios. En el siguiente link pueden encontrar el texto del Libro Tibetano de los Muertos, aunque no puedo dar fe de su exactitud: ver libro.

Certero pensamiento de Lao Tse

Cuando un sabio verdadero oye hablar del Tao
Con diligencia conforma a él su vida
Cuando un sabio a medias oye hablar del Tao
Ora lo conserva ora lo pierde.
Cuando un sabio de rango inferior oye hablar del Tao
Estalla en sonoras carcajadas.
Si el hombre inferior no se riera a carcajadas
Ciertamente no se trataría del Tao.

Epigrama XLI - Tao Te King
Lao Tse

17/12/07

COINCIDENCIA INCREIBLE con El Peregrino Ruso

Hoy haré una excepción, y en lugar de escribir un artículo relataré una coincidencia increíble que me ocurrió hace unos días. Es un caso de sincronicidad, como diría Jung. Hace muchos años atrás -quizás unos 10 años- presté un libro mío de título "El Peregrino Ruso" a un amigo. No me lo devolvió y lamentablemente yo tampoco recordé a quién se lo había prestado.
Este libro es una joya espiritual, es escaso, y traté en vano durante bastante tiempo de recordar a quién se lo había prestado, pero no lo logré. Así que hace unos cinco años tuve que comprar de nuevo el texto, pero en una edición barata, que me dejó desconforme porque tenía exceso de errores ortográficos. Además, en el primero yo había hecho algunos subrayados, lo cual hacía más valioso el libro para mí.
El libro en cuestión a mí me gustó muchísimo, me había costado bastante conseguirlo (tuve que encargarlo), y me llevó a meditar mucho en algunos tópicos de los cuales trata este libro. En fin, un libro muy hermoso, con mucho significado para mi, que me costó conseguir ….y lo perdí por prestarlo.
¿Y qué piensan de lo que les voy a contar? Hace una semana, en la plaza Condell había una feria de venta de libros nuevos y usados. Me detuve a mirar… y ahí estaba "El Peregrino Ruso", usado y ajado, de tapa verde. Recordé el mío y lo pedí al vendedor. Mi intuición ya estaba funcionando, así que lo empecé a hojear 'medio desesperado', pensando que podría ser el mío. Tenía algunos subrayados, pero con destacador, así que no era seguro todavía que fuera el mío, ya que normalmente uso lápiz pasta para subrayar.
Seguí hojeando, hasta que descubrí anotaciones con mi letra……¡Era el mío¡ Le pregunté al vendedor a cuánto estaba, y me dijo a mil pesos, así que lo compré de inmediato. Le pregunté si es que recordaba quién se lo había vendido a él. Me dijo que no recordaba, pero no sé si será cierto -lo cual es posible- o quiso proteger a quien se lo vendió (mi ex amigo). Lo importante es que lo "recuperé", y eso me puso muy contento. Este episodio me lleva a algunas pequeñas reflexiones.
1.- En primer lugar, no prestar libros. Pero como tampoco se trata de ser egoísta, me autoimpuse la siguiente regla: sólo presto un libro cuando me lo piden por segunda vez. A la primera me hago "el tonto" y doy cualquier excusa. Solo si me insisten -lo cual significa un interés real-, lo presto (y ahora anoto a quién).
2.- Segunda reflexión: la frase bíblica "busca y encontrarás" es cierta. Pero este Buscar no debe ser meramente intelectual, sino tiene que ser "emocional" o bien estar involucrado el ser de uno mismo. Por eso, cuando en la vida deseas algo "con todo tu ser", ese algo llega. Puede ser una respuesta, encontrar a cierta persona, concretar un proyecto, etc. Esta habilidad también puede desarrollarse con cierto trabajo interior.
3.- Tercera reflexión: a mi me gustan mucho los libros. Tengo un vínculo emocional fuerte con ellos. Ya en otra oportunidad, cuando tenía como 20 años, me sucedió otra coincidencia increíble con un libro. Este lazo emocional produce algo así como una telepatía con lo que uno quiere. Y yo creo que esta telepatía se puso en práctica justo ahora. Pero esta telepatía no es producto de la mente, sino "del corazón".
4.- Cuarta reflexión: respetar las diferencias individuales. Si bien para mí el libro tenía una significación especial, obviamente para mi ex-amigo no la tuvo. Lo que para uno es un tesoro, para el otro es aburrimiento, lata o hasta "basura".
En fin, el episodio fue muy bueno, me dio alegría, y recuperé un libro que jamás pensé recuperar. Si a alguien le interesa se lo ofrezco (Ja Ja Ja), pero no el mío. Ahora pueden bajarlo (y gratis) de Internet. Publicado el Sábado 31 de mayo de 2003, en el diario "La Estrella" de Iquique, Chile

LOS MAS GRANDES GENIOS DE LA HUMANIDAD Y SU CI


Por muy atrás que dirijamos la vista, a lo largo de toda la historia ha habido genios que han hecho un aporte significativo a la humanidad. Ya en Grecia resaltaron figuras señeras, como Platón, Aristóteles, y Pitágoras, para citar solo ejemplos por todos conocidos.
¿Qué hace al genio? La psicología ha intentado responder esta pregunta hace ya muchos años, y aunque hay teorías interesantes, todavía falta mucho por averiguar. El primer avance en la comprensión de la genialidad se produjo cuando se crearon los tests de inteligencia, que medían el famoso coeficiente intelectual (CI). Una persona normal tiene un coeficiente intelectual de 100 puntos, poco más, poco menos. Ese es el promedio. De acuerdo a esto, se consideró entonces que el nivel de genio se da cuando se encuentra un coeficiente intelectual de 140 o más.
Hoy en día el concepto de genio está más restringido, y en general los psicólogos consideran genio a una persona que además de tener un coeficiente intelectual mayor de 140, hace algún aporte a la humanidad.
Basándose en los aportes que han hecho a la humanidad algunas figuras históricas, una psicóloga norteamericana realizó hace unos años un estudio de personajes históricos para calcular su CI. Puesto que eran personajes históricos y no se les podía pasar un test de inteligencia, eligió a personajes que tuvieran una biografía completa, que permitiera estudiar su vida, su obra y sus habilidades mentales con todo detalle.
Quien ocupó el primer lugar en su estudio fue Goethe, el poeta alemán. Goethe obtuvo un CI de 210 puntos, es decir, duplicó lo normal. El segundo personaje fue Newton, con un CI de 190 puntos. En realidad este científico está considerado como el mayor científico del mundo, más que Einstein. Con el mismo coeficiente que Newton -190- salió Voltaire. El tercer lugar lo ocupó Galileo, con un CI de 185. El cuarto lugar, muy cercano, con un CI de 180, lo ocuparon dos grandes personajes: Leonardo da Vinci y René Descartes. Un ejemplo notable, con un CI levemente menor que los anteriores, lo obtuvo un genio de la música: Mozart. Este músico compuso sus primeras obras cuando tenía cerca de cinco años. Ya a los seis años tocaba tres instrumentos musicales.
Otros personajes que abarcó la investigación fueron Kant, el filósofo, con un CI de 175. Franklin con 160, Napoleón con 145 y Washington con 140. En nuestra época, el astronauta que puso el primer pie en la Luna, Neil Armstrong, fue medido en forma rigurosa con los más sofisticados test de inteligencia por la Nasa. Obtuvo un CI de 139, o sea prácticamente un genio. Esta fue precisamente la razón por la cual la agencia espacial lo designó para esa delicada misión.
Hoy en día parece claro que para que aparezca la genialidad deben darse ciertas condiciones. En primer lugar debe existir una dotación genética. Y en segundo lugar, tienen que darse las condiciones medioambientales, especialmente en la niñez, para que el genio pueda poner en ejecución su talento. De lo contrario la genialidad -o cualquier talento especial- puede atrofiarse o perderse.
Si bien lo genético no puede modificarse, en cambio sí se puede actuar sobre el medio ambiente, proporcionando a los niños un ambiente rico en estímulos, tanto en el hogar como en los jardines infantiles, que potencie su CI y les permita desarrollar la genialidad o algún talento hasta donde se pueda.

3/12/07

CONÓCETE A TI MISMO

Inscrito en el frontis del templo de Delfos, en Grecia, el aforismo "Conócete a ti mismo" ha traspasado los siglos para llegar a nosotros.
Aunque no era el único aforismo en ese lugar, es el que evidentemente tuvo mayor trascendencia. Tenía como propósito hacer reflexionar sobre sí mismo, de una forma profunda, a quien acudía al lugar.
Conocerse a sí mismo no es fácil, pues se va cambiando con el tiempo; además no siempre se actúa de la misma forma, pues la conducta depende también del contexto. Y por último, se dificulta el conocerse a sí mismo porque implica una serie de aspectos; por ejemplo las capacidades intelectuales, los rasgos de personalidad, las principales motivaciones que nos impulsan a actuar, las emociones que dominan la vida, los miedos, las actitudes, los prejuicios, los intereses, etc.
Conocerse a sí mismo es parte integrante e importante de la madurez. Si observamos a un niño en un acto tan simple como pedir que le sirvan la comida en su plato, jamás logra determinar cuánto deben servirle. Pedirá más de lo que puede comer, y dejará las consabidas sobras. En un adulto maduro no vemos esto. Toda persona madura tiene cierto conocimiento de sí misma. Pero un adulto inmaduro, a semejanza del niño, nunca tendrá claros sus límites porque no se conoce a sí mismo.
Hay muchas razones que justifican conocerse a sí mismo. En primer lugar es muy importante al momento de tomar decisiones. Esto se hace evidente ya en la adolescencia, cuando el joven debe tomar una decisión vocacional, y no sabe qué carrera seguir porque no se conoce lo suficiente. Después, en la adultez, en todo momento es importante conocerse, porque cada cual debe saber cuáles son las fortalezas y debilidades que posee para enfrentar la vida.
Cuando se emprende un estudio, ocurre un cambio de trabajo, o se toma la decisión de ser independiente, hay muchas más opciones de éxito si la persona se conoce. Y por último, para saber qué aspectos personales superar para crecer más.
Cosa interesante, el conocimiento de sí mismo se desarrolla en forma paralela al conocimiento de los demás. Cuando una persona se conoce puede conocer a los demás. Esto explica por qué hay personas que sin ser psicólogos tienen sin embargo un conocimiento intuitivo bastante acertado de los demás. He conocido jefes de recursos humanos cuya madurez y autoconocimiento les permitía conocer muy certeramente el perfil de los postulantes a un empleo, a través de una buena entrevista. Lo mismo ocurre con las buenas profesoras, que siempre tienen una visión acertada de sus alumnos.
Hay varias maneras de profundizar el conocimiento de sí mismo. La que más se utiliza es la introspección, esto es, hacerse un autoanálisis. Sin embargo es la menos eficaz, porque con mucha frecuencia nos engañamos a nosotros mismos. Otra manera bastante mejor es estar "bien conectado" a sí mismo, por ejemplo sintiendo las emociones que nos invaden. Un recuento, al acostare, repasando las actividades del día, es también una muy buena práctica; en ese momento no solamente se recuerda lo que se hizo, sino cómo se sintió, que acciones positivas y negativas realizó, etc. El feedback, es decir escuchar la opinión o imagen que los demás tienen de nosotros, es un excelente sistema. La meditación, por último, es también una magnífica técnica, que por desgracia se utiliza muy poco.
El imperativo socrático "Conócete a ti mismo" parece ser compartido por todos los grandes sabios. En la lejana China, en la misma época que los griegos lo escribieron en su templo, Lao Tsé, autor del Tao Te King, libro de sabiduría china, escribía: "Quien conoce a los hombres es sabio; quien se conoce a sí mismo es un iluminado". HBC