El tema de la realización personal, del crecimiento, del desarrollo personal, ha ido cobrando fuerza y vigor en los últimos tiempos. La psicología tiene mucho que aportar en este campo. Connotados psicólogos, como Jung, Perls, Frankl, Rogers y otros han hecho aportes serios y de mucho peso en este campo. Quizás sea el aporte de Abraham Maslow, con su concepto de autorrealización y su teoría de las motivaciones, uno de los más completos.
Antes de hablar de la autorrealización, Maslow plantea algunas premisas básicas. En primer lugar -dice- el hombre en sí no es bueno ni malo por naturaleza; seguidamente plantea que cada ser humano tiene una naturaleza interna que quiere desarrollarse, y lo sano es permitirle que aflore, es decir, darle un espacio e incluso cultivarla. Cuando el hombre niega su propia naturaleza, la ahoga o no deja que salga, se enfermará tarde o temprano, a veces en forma leve pero otras en forma mucho más grave, con neurosis, enfermedades psicosomáticas, etc. En el fondo, negar su propia naturaleza es negarse a sí mismo.
El caso de un profesor que conocí es muy ilustrativo. Con cuatro hijos, día a día vivía el drama de un sueldo que no le alcanzaba. Después de dos o tres años, dejaba su trabajo y se ponía a trabajar en ventas, triplicando su sueldo. Pero después de dos o tres años, nuevamente sentía el llamado de su vocación, y volvía a ser profesor por un par de años. Llevaba más de quince años así. Me confidenció una vez: "en las ventas he ganado mucho más que como profe, pero las épocas más felices de mi vida han sido como profesor". Esa es su vocación, su naturaleza interna.
Sin embargo, para que empiece a manifestarse y aflorar esta esencia, destino o vocación, es necesario haber satisfecho algunas necesidades básicas que todos tenemos en la vida. Entre estas necesidades se encuentran las necesidades de seguridad, de entrega, de amor, de respeto y de auto-estimación. Esto se comprende fácilmente al pensar en una persona con muchas carencias, por ejemplo una persona que debe procurarse el sustento. Esa persona primero tiene que comer -literalmente- antes de preocuparse por dejar que aflore su esencia y comience su autorrealización. Por lo tanto, solamente después de que estas necesidades más básicas están cubiertas, aparece la tendencia conducente a la autorrealización.
Maslow plantea también otra premisa: que en toda persona operan dos fuerzas opuestas. Una que tiende a llevarlo hacia la seguridad y otra hacia el desarrollo. Consciente o inconscientemente, el hombre siempre va eligiendo, y sus elecciones favorecen una u otra de estas tendencias. En ambos tipos de elecciones hay goces y ansiedades, factores positivos y negativos.
Las tendencias hacia la seguridad no generan ansiedad, pero llevan hacia la dependencia, la regresión y la inmadurez. La tendencia hacia el desarrollo lleva a la autorrealización. Una dama que conocí incursionó en el arte. Le fue muy bien, y tuvo un viaje a otro país. Luego una invitación a otro continente. Al poco tiempo su esposo se sintió celoso, y le prohibió ese viaje. Fue una decisión crítica: seguir su llamado interno (y realizarse), o arriesgarse a una posible separación, perdiendo la seguridad del matrimonio, es decir, optar por su tendencia de desarrollo y autorrealización u optar por la tendencia a la seguridad. Optó por esto último, y hoy día -ocho años después- ya no pinta, se queja de dolores vagos de todo tipo, y se la ve amargada.
A diferencia entonces de la persona que todavía está llenando sus necesidades más básicas, o que se apega a la seguridad, la persona en proceso de autorrealización busca nueva cosas que la desarrollen, y que son una parte importante de su verdadero ser. HBC
Antes de hablar de la autorrealización, Maslow plantea algunas premisas básicas. En primer lugar -dice- el hombre en sí no es bueno ni malo por naturaleza; seguidamente plantea que cada ser humano tiene una naturaleza interna que quiere desarrollarse, y lo sano es permitirle que aflore, es decir, darle un espacio e incluso cultivarla. Cuando el hombre niega su propia naturaleza, la ahoga o no deja que salga, se enfermará tarde o temprano, a veces en forma leve pero otras en forma mucho más grave, con neurosis, enfermedades psicosomáticas, etc. En el fondo, negar su propia naturaleza es negarse a sí mismo.
El caso de un profesor que conocí es muy ilustrativo. Con cuatro hijos, día a día vivía el drama de un sueldo que no le alcanzaba. Después de dos o tres años, dejaba su trabajo y se ponía a trabajar en ventas, triplicando su sueldo. Pero después de dos o tres años, nuevamente sentía el llamado de su vocación, y volvía a ser profesor por un par de años. Llevaba más de quince años así. Me confidenció una vez: "en las ventas he ganado mucho más que como profe, pero las épocas más felices de mi vida han sido como profesor". Esa es su vocación, su naturaleza interna.
Sin embargo, para que empiece a manifestarse y aflorar esta esencia, destino o vocación, es necesario haber satisfecho algunas necesidades básicas que todos tenemos en la vida. Entre estas necesidades se encuentran las necesidades de seguridad, de entrega, de amor, de respeto y de auto-estimación. Esto se comprende fácilmente al pensar en una persona con muchas carencias, por ejemplo una persona que debe procurarse el sustento. Esa persona primero tiene que comer -literalmente- antes de preocuparse por dejar que aflore su esencia y comience su autorrealización. Por lo tanto, solamente después de que estas necesidades más básicas están cubiertas, aparece la tendencia conducente a la autorrealización.
Maslow plantea también otra premisa: que en toda persona operan dos fuerzas opuestas. Una que tiende a llevarlo hacia la seguridad y otra hacia el desarrollo. Consciente o inconscientemente, el hombre siempre va eligiendo, y sus elecciones favorecen una u otra de estas tendencias. En ambos tipos de elecciones hay goces y ansiedades, factores positivos y negativos.
Las tendencias hacia la seguridad no generan ansiedad, pero llevan hacia la dependencia, la regresión y la inmadurez. La tendencia hacia el desarrollo lleva a la autorrealización. Una dama que conocí incursionó en el arte. Le fue muy bien, y tuvo un viaje a otro país. Luego una invitación a otro continente. Al poco tiempo su esposo se sintió celoso, y le prohibió ese viaje. Fue una decisión crítica: seguir su llamado interno (y realizarse), o arriesgarse a una posible separación, perdiendo la seguridad del matrimonio, es decir, optar por su tendencia de desarrollo y autorrealización u optar por la tendencia a la seguridad. Optó por esto último, y hoy día -ocho años después- ya no pinta, se queja de dolores vagos de todo tipo, y se la ve amargada.
A diferencia entonces de la persona que todavía está llenando sus necesidades más básicas, o que se apega a la seguridad, la persona en proceso de autorrealización busca nueva cosas que la desarrollen, y que son una parte importante de su verdadero ser. HBC
No hay comentarios:
Publicar un comentario