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2/5/08

INTEGRACION Y POTENCIALIDAD

Es sabido que el ser humano no desarrolla todo su potencial. Comoquiera que se examine este punto, hay coincidencia entre los estudiosos acerca de esto. Lo cual lleva a la lógica pregunta de cómo lograr actualizar ese potencial.
La vida -vegetal y animal- se desarrollan a través de la integración de sustancias nutritivas. Si el árbol no recibe todos los nutrientes que necesita para crecer, nunca logrará ser un gran árbol. En el niño es lo mismo, pues el niño desnutrido nunca alcanzará ni la estatura que debería haber tenido, y ni siquiera un desarrollo intelectual completo. Pero en el caso del ser humano, no basta sin embargo con alimentarse, pues necesita otras cosas. Por ejemplo amor y experiencias. Si estos elementos no se integran, tampoco resultará un ser humano completo.
Casos extremos de falta de integración son por ejemplo el caso de las personas que han sufrido una operación que consiste en cortarles la conexión entre sus dos hemisferios cerebrales. Estas personas pueden estar haciendo una cosa con la mano izquierda, y lo opuesto con la derecha, por ejemplo abrochándose un botón y a la vez desabrochándoselo. O el caso de los psicóticos, como los esquizofrénicos, que tienen una tremenda división entre su intelecto y su funcionamiento social y emocional. Cada aspecto anda por su lado, y jamás se integran. La misma palabra lo dice, ya que “esquizo” significa dividido.
Pero a nivel más “normal”, la persona neurótica lo que hace precisamente es negar, tanto aspectos de sí misma como del ambiente. Niega una parte desagradable de sí misma, niega sus propios impulsos, niega ciertos rencores, sus frustraciones y un sin fin de otras cosas. Al final es tanta la energía que invierte en mantener esta negación que no dispone de energía para crecer. Pero no solo se niega lo interior. La persona neurótica muchas veces niega también lo exterior, como por ejemplo al no aceptar que una situación la pone tensa o la perturba, o a veces no aceptar la partida o la muerte de un ser querido.
La vía para el crecimiento, para desarrollar las potencialidades, es la integración. Puede ser inicialmente doloroso, pero siempre es más sano ver y acepar lo real. Como dijo un psicólogo famoso, “la verdad duele, pero sólo la verdad cura”. Cuando no integramos un rasgo negativo a nuestra conciencia, que sin embargo es parte de nosotros, precisamente estamos dividiéndonos. Lo más curioso y sorprendente, es que cuando la persona comienza a integrar esos elementos que siempre había rechazado o temido, crece como persona. Se autoactualiza. Ahora es capaz de darse cuenta de sus verdaderos sentimientos, miedos, etc., y eso le permite enfrentarlos y superarlos, y constatar que no era tan difícil como lo había imaginado.
Secundariamente, logra ser más tolerante, abierto y comprensivo, por cuanto ahora puede aceptar cosas en los demás que antes no soportaba. Aparece una mayor creatividad, y una postura de apertura hacia nuevos desafíos que la puede potenciar mucho.
Una integración insuficiente de todas las partes de la personalidad, o peor aún, la desintegración, llevan siempre al caos. Integrarse es superarse, es aceptar ver lo que hay, y es darse la posibilidad de desarrollar el enorme potencial que todos llevamos dentro.

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