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8/7/12

¿INTIMIDA LA INTIMIDAD?

Asociada a la vida sexual, a la privacidad, o a la exhibición de los genitales (“mostró sus intimidades”), la intimidad es sin embargo mucho más que eso. Su verdadero sentido se puede entender más fácilmente a partir de un análisis etimológico. Intimo procede del latín “intimus”, y es la forma superlativa de “interus”, que significa dentro. Intimo es, pues, aquello que está lo más adentro posible. No sólo lo que está en el interior del hombre, sino lo que está más adentro que todo. Es lo más reservado de una persona.

La intimidad implica compartir pensamientos, experiencias profundas y emociones en una relación abierta y honesta en la que cada uno confía en el otro. Hay una entrega profunda. La intimidad está libre de juegos y explotación y se da en esos momentos de contacto humano que despiertan sentimientos de ternura, empatía y cariño, incluso intercambios de caricias. La intimidad es por lo tanto una experiencia y una relación muy gratificante.

En la intimidad se da una gran cantidad de afecto y aceptación incondicional, que son además de mucha calidad. No hay motivaciones ocultas ni nadie pretende sacar provecho del otro. Hay espontaneidad y franqueza, pero se mantiene la propia autonomía. Es un momento en el cual no hay que estar a la defensiva ni evitar preguntas, porque se responde libre y abiertamente, sin temor a ser juzgado, criticado o rechazado. En la verdadera intimidad es en donde se sustenta la capacidad de sentirse emocionalmente unido a la persona amada, ni asfixiado por ella, ni abandonado. Esto crea un lazo de empatía que satisface las necesidades emocionales más profundas de ambos.

Pese a ser una experiencia tan enriquecedora, parece sin embargo que cada vez se produce con menos frecuencia, lo cual sume al ser humano en una profunda soledad, que es el caldo de cultivo de todo tipo de alteraciones psicológicas. Aún parejas que mantienen buen sexo pueden no tener una relación de intimidad.

¿Intimida la intimidad? Pareciera que sí, porque pese a ser una experiencia tan trascendente, es a la vez la que más riesgo conlleva. Y esto porque nos “exponemos”, nos descubrimos y mostramos tal cual somos, mostrando nuestras debilidades, que quizás la otra persona utilice en algún momento futuro en nuestra contra.

Hay además varias otras razones por las cuales rehuimos o no somos capaces de abrirnos a la intimidad. Por ejemplo, si en algún momento cuando niño se buscó la intimidad, pero se sufrió rechazos o burlas. O bien había en el hogar una alternancia de afecto y agresiones, que inestabilizaban. También es frecuente que la falta de capacidad para intimar provenga de que nunca se observó en los padres. O también cuando los padres vivían en un clima de agresión, hostilidad o simplemente frialdad. También en muchos hogares se enseña a los niños desde chicos a desconfiar de todo el mundo. O bien el joven vivió en un ambiente en el cual tuvo como modelo el hecho de que hay que aprovecharse de la gente para obtener beneficios.

La intimidad es un proceso en el que intervienen factores tan complejos como el respeto, la admiración, la tolerancia, la generosidad, el entendimiento, la comunicación, la receptividad, la sexualidad, y en donde se subentiende que se puede tener a veces rabia, angustia u otras emociones negativas, sin que esto ponga en tela de juicio el amor, ni la significación que el otro tiene para la propia vida. La intimidad intensa parece activar mecanismos emotivos y neurofisiológicos muy profundos, con lo cual aumenta la autoestima, la capacidad de dar y recibir afecto, el deseo de vivir, y el interés por valores superiores a los materiales.

1 comentario:

Anónimo dijo...


Mario Benedetti
Intimidad
Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto
no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos
pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno
juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
un abrirse y cerrarse
el paraíso
ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
por mi parte te ofrezco
mi última confianza
estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
una llama.