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17/12/07

COINCIDENCIA INCREIBLE con El Peregrino Ruso

Hoy haré una excepción, y en lugar de escribir un artículo relataré una coincidencia increíble que me ocurrió hace unos días. Es un caso de sincronicidad, como diría Jung. Hace muchos años atrás -quizás unos 10 años- presté un libro mío de título "El Peregrino Ruso" a un amigo. No me lo devolvió y lamentablemente yo tampoco recordé a quién se lo había prestado.
Este libro es una joya espiritual, es escaso, y traté en vano durante bastante tiempo de recordar a quién se lo había prestado, pero no lo logré. Así que hace unos cinco años tuve que comprar de nuevo el texto, pero en una edición barata, que me dejó desconforme porque tenía exceso de errores ortográficos. Además, en el primero yo había hecho algunos subrayados, lo cual hacía más valioso el libro para mí.
El libro en cuestión a mí me gustó muchísimo, me había costado bastante conseguirlo (tuve que encargarlo), y me llevó a meditar mucho en algunos tópicos de los cuales trata este libro. En fin, un libro muy hermoso, con mucho significado para mi, que me costó conseguir ….y lo perdí por prestarlo.
¿Y qué piensan de lo que les voy a contar? Hace una semana, en la plaza Condell había una feria de venta de libros nuevos y usados. Me detuve a mirar… y ahí estaba "El Peregrino Ruso", usado y ajado, de tapa verde. Recordé el mío y lo pedí al vendedor. Mi intuición ya estaba funcionando, así que lo empecé a hojear 'medio desesperado', pensando que podría ser el mío. Tenía algunos subrayados, pero con destacador, así que no era seguro todavía que fuera el mío, ya que normalmente uso lápiz pasta para subrayar.
Seguí hojeando, hasta que descubrí anotaciones con mi letra……¡Era el mío¡ Le pregunté al vendedor a cuánto estaba, y me dijo a mil pesos, así que lo compré de inmediato. Le pregunté si es que recordaba quién se lo había vendido a él. Me dijo que no recordaba, pero no sé si será cierto -lo cual es posible- o quiso proteger a quien se lo vendió (mi ex amigo). Lo importante es que lo "recuperé", y eso me puso muy contento. Este episodio me lleva a algunas pequeñas reflexiones.
1.- En primer lugar, no prestar libros. Pero como tampoco se trata de ser egoísta, me autoimpuse la siguiente regla: sólo presto un libro cuando me lo piden por segunda vez. A la primera me hago "el tonto" y doy cualquier excusa. Solo si me insisten -lo cual significa un interés real-, lo presto (y ahora anoto a quién).
2.- Segunda reflexión: la frase bíblica "busca y encontrarás" es cierta. Pero este Buscar no debe ser meramente intelectual, sino tiene que ser "emocional" o bien estar involucrado el ser de uno mismo. Por eso, cuando en la vida deseas algo "con todo tu ser", ese algo llega. Puede ser una respuesta, encontrar a cierta persona, concretar un proyecto, etc. Esta habilidad también puede desarrollarse con cierto trabajo interior.
3.- Tercera reflexión: a mi me gustan mucho los libros. Tengo un vínculo emocional fuerte con ellos. Ya en otra oportunidad, cuando tenía como 20 años, me sucedió otra coincidencia increíble con un libro. Este lazo emocional produce algo así como una telepatía con lo que uno quiere. Y yo creo que esta telepatía se puso en práctica justo ahora. Pero esta telepatía no es producto de la mente, sino "del corazón".
4.- Cuarta reflexión: respetar las diferencias individuales. Si bien para mí el libro tenía una significación especial, obviamente para mi ex-amigo no la tuvo. Lo que para uno es un tesoro, para el otro es aburrimiento, lata o hasta "basura".
En fin, el episodio fue muy bueno, me dio alegría, y recuperé un libro que jamás pensé recuperar. Si a alguien le interesa se lo ofrezco (Ja Ja Ja), pero no el mío. Ahora pueden bajarlo (y gratis) de Internet. Publicado el Sábado 31 de mayo de 2003, en el diario "La Estrella" de Iquique, Chile

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me llamo "Caracoran", soy de México. A mi me suceden constantemente sincronias, desde hace unos 17 años (1993), cada que puedo busco en internet información sobre ésto. para mi, las coincidencias no existen, siempre hay una razón para que se den o se manifiesten, pero ¿cuál es ésta? Saludos.

Horst Bussenius Cortada dijo...

Científicamente no hay y no puede haber explicación, por cuanto la ciencia trabaja con el principio de causalidad: todo suceso que ocurre siempre tiene una causa. La Luna pasa entre la Tierra y el Sol y se produce un eclipse.
Sin embargo quien acuñó el término, C. G. Jung, psicoanalista suizo discípulo de Freud, plantea ideas novedosas sobre la relación entre la materia y la psiquis, y que podrían explicar la sincronicidad.
Personalmente creo que este fenómeno existe, pero tiene que ver con las emociones y el desarrollo de la conciencia; bajo ciertas circuntancias mentales (de emoción o ampliación de la consciencia), hay acceso a otra realidad o más bien a otra percepción de la realidad. Logrando ese estado, que al menos al comienzo se nos viene fortuitamente, podemos tener estos fenómenos. Lo importante cuando ocurren es justamente tratar de buscar una explicación, pero no a través de la ciencia oficial sino a través de otras formas, ya que la ciencia oficial asume que las cosas son siempre igual y no dependen del nivel de conciencia ni de las emociones. Estos dos factores están excluidos de cualquier explicación científica. Pese a esto, la física cuántica también plantea cosas interesantes que ponen en jaque al 'canon' científico establecido.
En definitiva, estos fenómenos ocurren, no son simple coincidencia, y su origen está en los estados de conciencia y/o emocionales. Te muestran que hay realidades más sutiles que las que muestra el ojo, y son una invitación para investigar, encontrarles un sentido, y acceder poco a poco a un nivel mayor de conciencia.
Te sugiero leer a Jung, a Ouspensky o Grudjieff, e incluso la película "¿Y Ud. que sabe?".

Saludos y sigue investigando, y viendo el posible significado que te aportan estas experiencias a tu propia vida.

Horst

Anónimo dijo...

Rápido sobre su ruido monótono va un tren por los campos. Displicente, atraviesa el bosque, el lago, la montaña. Sus ventanillas estampan sobre el río siluetas de pasajeros adormilados; las cabezas se inclinan, pesadas, sobre hombros de preocupación. Para el tren no existe la estrella, ni el árbol, ni el olor a la hierba nocturna, ni los silenciosos ruidos del reposo. Desconoce el polvo ocre y el alegre sudor de los caminos. El pasajero no siente la piedra, ni el sol, ni puede refrescarlo el agua viva de la vertiente. No lo liga un compromiso con el camino.

Tendido en la soledad de la noche, perdida su mirada más allá de los árboles, está el peregrino. Pasa el tren, fugaz visión de otro mundo: solo mira las chispas que salen de la chimenea hacia las sombras. Las jornadas son largas, pero el paisaje es suyo, suyo el peñasco, suyos los misteriosos fuegos de la noche. Escucha al grillo, reconoce al bicho bajo las hojas húmedas; las estrellas le hablan y su alma les contesta. Su paso deja un recuerdo en cada fuego; se lleva un adiós de cada árbol que le dio su sombra.

Llega el tren a su destino; los pasajeros corren a sus cosas; nada nuevo en sus vidas: solo unas horas de viaje.

Llega a un lugar el peregrino (no tiene morada fija el caminante), y se agrupan junto a él: trae consigo el camino mismo, trae algo de cada pueblo, de cada persona, de cada flor.

Nuestra vida es un camino. En ella, no seamos pasajeros indiferentes, llevados por los rieles de lo establecido; seamos peregrinos, caminantes del goce y del dolor. Nuestra vida es un camino: no morada, sino ruta. Incierta, misteriosa, viva, expectante: la ruta de un peregrino.

Anónimo dijo...

El Kyrie consiste de la repetición de
"Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison"

("Señor ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad").

En la forma extraordinaria, cada parte es repetida tres veces y en misales aún más antiguos, se encuentra

"Kyrie eleison imas"

(Señor ten piedad de nosotros").

Se distingue el Kyrie por ser el único canto en griego en lugar de latín. Frecuentemente se le canta en un estilo melismático.
Gracias HBC.
Johannes Chrysostomus