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13/7/12

SIMBOLISMO DEL AJEDREZ

Aburrimiento para la mayoría y fanatismo para sus cultores, lo cierto es que el "noble juego del ajedrez" tiene un simbolismo importante, que ha pasado prácticamente inadvertido.

Originario de la India, aunque ha tenido cambios y adaptaciones, el espíritu del juego sigue siendo el mismo: dos ejércitos que se enfrentan. Las diversas piezas representan las diferentes armas con que contaban los ejércitos antiguos. La tropa ligera, representada por los peones, ocupa la primera línea. La tropa pesada, como los carros de guerra, está representada por las torres. La caballería tiene su simbolismo precisamente en los caballos. Los alfiles al parecer representan los elefantes de combate. Además, la diversidad de piezas representa el concepto de que todos somos diferentes y valiosos en la sociedad, pues aún el más simple peón puede ser el que gane la partida dando jaque mate. Las piezas en sí representan también diferentes tipos de personalidades: personas que avanzan lentamente en la vida, como los peones. Otros que saltan sobre los obstáculos para alcanzar sus metas, como los caballos. Otros sólidos y fuertes, pero poco ágiles, como las torres…

El valor de las piezas y de su posición es otro elemento simbólico. Un jugador puede tener casi todas las piezas y el otro apenas unas pocas, pero igualmente puede ser el vencedor, porque es más importante la posición de las piezas que su cantidad. En sentido simbólico, esto representa la supremacía del espíritu sobre la materia, de lo sutil sobre lo grosero.

El tablero mismo, con sus sesenta y cuatro casillas, es muy simbólico. Los cuadros negros y blancos representan varias cosas. En primer lugar son un símbolo de los opuestos, y en esto se parecen al yin y al yang de la cultura china. Representan los principios duales presentes en todo: el bien y el mal, la luz y la oscuridad, arriba - abajo, etc. Y también la importancia de la tolerancia hacia los demás. Por añadidura, parece haber una coincidencia entre las sesenta y cuatro casillas del tablero y los sesenta y cuatro hexagramas del I Ching, el libro chino del oráculo. También el tablero parece representar un mandala.

La relación entre la voluntad y destino, es otro elemento de gran simbolismo. En cada movimiento el jugador es libre de elegir entre muchas posibilidades; pero cada movimiento generará una serie casi infinita de consecuencias. En la vida, las decisiones que tomamos en cada instante generan asimismo consecuencias. De modo que podemos aprender que hay que tener un plan en la vida, un proyecto de vida y tratar de llevarlo a cabo, pero sin perder de vista las pequeñas acciones. En la partida, a veces el más pequeño movimiento cambio por completo el plan inicial, por ejemplo al crear una nueva amenaza. Debemos ser flexibles entonces, porque en cada instante la vida nos muestra nuevos escenarios. Por otra parte, las piezas enemigas, siempre tratando de darnos jaque mate, representan las fuerzas que a veces se nos oponen en la vida para el logro de nuestros objetivos.

Las reglas tan precisas del juego, nos enseñan también que en la vida todo está sujeto a rigurosas leyes cósmicas que no podemos soslayar ni romper. Pero también,  aceptando estas leyes y utilizándolas, podemos triunfar.

Por último, quizás la coronación de los peones representa el simbolismo más magistral. En efecto, el peón ha avanzado trabajosamente para llegar a la última línea, y en ese momento puede convertirse en cualquier pieza (excepto el rey). Esto representa un camino de desarrollo personal, es como el equivalente a la iluminación, al despertar, a “ver la luz”; en definitiva, pasar a un nivel superior de "ser" y de conciencia. (Foto: Partida de ajedrez entre López de Segura y Da Cutri en la corte española, por Luigi Mussini, 1886)

8/7/12

¿INTIMIDA LA INTIMIDAD?

Asociada a la vida sexual, a la privacidad, o a la exhibición de los genitales (“mostró sus intimidades”), la intimidad es sin embargo mucho más que eso. Su verdadero sentido se puede entender más fácilmente a partir de un análisis etimológico. Intimo procede del latín “intimus”, y es la forma superlativa de “interus”, que significa dentro. Intimo es, pues, aquello que está lo más adentro posible. No sólo lo que está en el interior del hombre, sino lo que está más adentro que todo. Es lo más reservado de una persona.

La intimidad implica compartir pensamientos, experiencias profundas y emociones en una relación abierta y honesta en la que cada uno confía en el otro. Hay una entrega profunda. La intimidad está libre de juegos y explotación y se da en esos momentos de contacto humano que despiertan sentimientos de ternura, empatía y cariño, incluso intercambios de caricias. La intimidad es por lo tanto una experiencia y una relación muy gratificante.

En la intimidad se da una gran cantidad de afecto y aceptación incondicional, que son además de mucha calidad. No hay motivaciones ocultas ni nadie pretende sacar provecho del otro. Hay espontaneidad y franqueza, pero se mantiene la propia autonomía. Es un momento en el cual no hay que estar a la defensiva ni evitar preguntas, porque se responde libre y abiertamente, sin temor a ser juzgado, criticado o rechazado. En la verdadera intimidad es en donde se sustenta la capacidad de sentirse emocionalmente unido a la persona amada, ni asfixiado por ella, ni abandonado. Esto crea un lazo de empatía que satisface las necesidades emocionales más profundas de ambos.

Pese a ser una experiencia tan enriquecedora, parece sin embargo que cada vez se produce con menos frecuencia, lo cual sume al ser humano en una profunda soledad, que es el caldo de cultivo de todo tipo de alteraciones psicológicas. Aún parejas que mantienen buen sexo pueden no tener una relación de intimidad.

¿Intimida la intimidad? Pareciera que sí, porque pese a ser una experiencia tan trascendente, es a la vez la que más riesgo conlleva. Y esto porque nos “exponemos”, nos descubrimos y mostramos tal cual somos, mostrando nuestras debilidades, que quizás la otra persona utilice en algún momento futuro en nuestra contra.

Hay además varias otras razones por las cuales rehuimos o no somos capaces de abrirnos a la intimidad. Por ejemplo, si en algún momento cuando niño se buscó la intimidad, pero se sufrió rechazos o burlas. O bien había en el hogar una alternancia de afecto y agresiones, que inestabilizaban. También es frecuente que la falta de capacidad para intimar provenga de que nunca se observó en los padres. O también cuando los padres vivían en un clima de agresión, hostilidad o simplemente frialdad. También en muchos hogares se enseña a los niños desde chicos a desconfiar de todo el mundo. O bien el joven vivió en un ambiente en el cual tuvo como modelo el hecho de que hay que aprovecharse de la gente para obtener beneficios.

La intimidad es un proceso en el que intervienen factores tan complejos como el respeto, la admiración, la tolerancia, la generosidad, el entendimiento, la comunicación, la receptividad, la sexualidad, y en donde se subentiende que se puede tener a veces rabia, angustia u otras emociones negativas, sin que esto ponga en tela de juicio el amor, ni la significación que el otro tiene para la propia vida. La intimidad intensa parece activar mecanismos emotivos y neurofisiológicos muy profundos, con lo cual aumenta la autoestima, la capacidad de dar y recibir afecto, el deseo de vivir, y el interés por valores superiores a los materiales.

15/6/12

TALLER DE POESIA Y NEUROCIENCIAS






En días pasados se realizó el taller "Poesía y Neurociencias". Los expositores fueron Jaime Ceballos, poeta, y Horst Bussenius C., psicólogo. Asistieron alrededor de 25 personas. El taller comenzó con una charla breve sobre lenguaje, metáforas y neurociencias a cargo del psicólogo, para proseguir con el poeta, quien se refirió al arte creativo y la creación de poesías, en un estilo muy vivencial que gustó mucho al público asistente. Se realizó después un trabajo en grupo, en donde se incluyó la creación de una poesía colectiva bajo la modalidad de "cadáver exquisito".

22/4/12

SINDROME DE STENDAHL

Nuestro diccionario oficial (RAE) define la belleza como “propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas”. Y refiriéndose a la belleza artística en particular, dice que es “la que se produce de modo cabal y conforme a los principios estéticos, por imitación de la naturaleza o por intuición del espíritu”.

La belleza nos puede impactar a todos, cual más cual menos. Cuando el impacto es extremo, puede producir en la persona un síndrome llamado “Síndrome de Stendhal” o “Síndrome de Florencia”. Descrito hace no más de veinte años por una psiquiatra italiana, la Dra. Graziella Maguerini, este síndrome se caracteriza o es definido como una enfermedad psicosomática que provoca taquicardia, vértigo, confusión e incluso alucinaciones, cuando una persona entra en contacto con muchas obras de arte, especialmente si son muy hermosas o son muy abundantes en un mismo lugar. Precisamente esto ocurre en la ciudad italiana de Florencia, considerada como una de las ciudades más hermosas del mundo por la gran concentración de obras de arte. En una investigación se comprombó que se producen trastornos del pensamiento en un 66% de las personas, trastornos predominantes de los afectos en un 29%, y en un 5%, crisis de pánico o proyecciones somáticas de la angustia. Según una fuente de Internet, todos los años se atiende a alrededor de 12 personas en el hospital de Florencia por este cuadro.

El nombre del síndrome lo acuñó la psiquiatra por la experiencia que relató un escritor del siglo XIX –Stendalh- quien en una oportunidad, de visita en Florencia, sufrió este cuadro. El escritor relató su experiencia diciendo que “fuertes latidos de corazón, acompañados de la sensación de que la vida se había desvanecido, caminando con sensación de caer”.

El síndrome parece darse en diferentes grados. Quizás en algunas personas se trate solamente de un "arrobamiento" frente a la obra, y es probable que se gatille con motivo de otras formas de arte, como la música, poesía, un paisaje muy hermoso, etc. Palabras como “sobrecogido”, “vibrante”, “gozoso”, “exultante”, tal vez sean otras formas de caracterizar la sensación interna. Recuerdo el reporte de un astronauta norteamericano que quedó tan impactado por la visión del espacio y la Tierra, que dijo no desear volver a vivir una experiencia tan fuerte.

Por último, es interesante considerar las múltiples conexiones que podrían tener relación con este síndrome, como ciertos estados místicos, experiencias de éxtasis, etc. Incluso hay un autor que postula la necesidad de conectarse con la belleza para despertar en nuestro cerebro algunas zonas dormidas.

3/3/12

LA INTUICION

Una de las potencialidades humanas es la intuición. Difícil de definir, fácil de aceptar para otros, o presunto privilegio de las mujeres, para la mayoría.

Podemos decir que la intuición es una capacidad para conocer y saber las cosas sin que entre en juego la inteligencia o el razonamiento. Muchos dicen: “una corazonada”, un presentimiento, o simplemente una idea que nos llega sin saber de dónde ni cómo apareció.

Todos conocemos o hemos tenido alguna vez una intuición. Sin embargo es raro que se converse sobre esto, porque tememos exponernos a la burla y al ridículo. Algunos ejemplos son ya históricos, como las dos personas que devolvieron los pasajes del Titanic, después de haber soñado que se hundiría.

Pero hay miles de ejemplos anónimos: un bombero que en un incendio saltó alejándose de una caseta, que al momento siguiente explotó. Ni él ni nadie sabía que había un balón de gas adentro, pero la intuición le salvó la vida. Un adulto que “sin ningún motivo” decidió telefonear a un gran amigo que a la sazón vivía en otra ciudad y al cual no veía desde hacía años. Lo llamó en horario de cobro alto y el amigo recibió la llamada en el momento más crítico de una grave depresión; la llamada evitó el suicidio. ¿Coincidencias? Las situaciones son tan pasmosas que dan al menos para pensar.

Según los estudios más recientes, la intuición se alojaría en el hemisferio derecho del cerebro y está muy relacionada con las emociones.

Algunos gobiernos investigan y han gastado enormes sumas estudiándola. Conocida es la experiencia del Nautilos, submarino atómico que atravesó el casquete polar haciendo experimentos de telepatía. Más moderadamente, y a nivel de empresas, cuando hacen selección de personal a ejecutivos superiores, comienza a ser frecuente que les apliquen test de intuición, ya que se ha demostrado que los gerentes exitosos tienen en general un buen desarrollo de esta habilidad.

Lo cierto es que, prescindiendo de las explicaciones o teorías, la intuición es algo real, que existe y que funciona, y que puede desarrollarse gradualmente. HBC

18/2/12

CONFIANZA MUTUA

La confianza es un tema que da para mucho. No hablaremos en este artículo sobre la confianza en sí mismo – que es también importantísima -, sino de la confianza en los demás, la confianza mutua. Las relaciones interpersonales, las relaciones familiares, los negocios, el trabajo en equipo, y muchas otras conductas, acciones y actividades con la gente, se basan en la confianza. Casi sin darnos cuenta, diariamente depositamos nuestra confianza en muchas personas.

¿Qué es lo que determina que una persona nos dé confianza, que podamos depositar en ella cosas tan importantes nuestras como la educación de un hijo, un secreto, dinero, y a veces hasta nuestra propia vida?

La palabra confianza viene de confiar, y ésta de fiar, que se define como entregar algo o depositar en otra persona algo sin más seguridad que la buena fe, esperando que ese algo que se entrega será devuelto. En cierto modo, esperando de la otra persona cierta fidelidad, pensando que esa persona es incapaz de traicionarnos.

La confianza tiene varios factores que la hacen posible, varias dimensiones. Quizás la primera variable que influye en la confianza es el grado de competencia del otro, es decir, en qué grado o medida sabe hacer lo que dice o esperamos de él. Esto incluye sus conocimientos y habilidades. Así, un médico del cual sepamos que es competente en su trabajo, nos dará la suficiente confianza para operarnos con él.

El segundo aspecto que genera confianza es la integridad. Es decir, que la persona en quien confiamos tenga congruencia entre lo que hace y dice, que sea honesto. Parte muy importante de la integridad es la honestidad entonces, así como saber que la otra persona valora y se ajusta a la verdad. Una persona deshonesta, falsa o inconsecuente, jamás genera confianza.

El tercer aspecto es la estabilidad en su forma de actuar, es decir que el otro mantenga básicamente una conducta similar frente a las mismas situaciones. Si la otra persona actúa cada vez de manera diferente, esto genera incertidumbre, y por lo tanto poca confianza. Una persona muy cambiante, por ejemplo, o que en ocasiones cumple una promesa y en otras no, genera desconfianza.

Una actitud de auténtica apertura es otro atributo de la confianza. Confiamos en las personas que son transparentes, que “se abren”, que tienen una actitud general de apertura. Una persona “cerrada”, que se niegue a compartir ideas e información libremente no puede generar confianza, sino todo lo contrario.

Finalmente, como quinto elemento de la confianza, se debe considerar la lealtad, es decir la disposición y voluntad para proteger y dar la cara por la otra persona. De este modo, al contar un secreto y tener la certeza de que la otra persona será leal, o bien que “se la jugará” por uno, se genera confianza.

Estos cinco elementos básicos de la confianza están presentes en mayor o menor grado en las personas que conocemos. Por esta razón para generar confianza es vital conocer lo mejor posible a la otra persona. La confianza, además de ser un pilar fundamental en las relaciones interpersonales, es algo que se construye. No es algo dado, que nos llega en forma automática, sino una actitud o cualidad que podemos afianzar, desarrollar y promover. HBC

4/2/12

CONSEJOS DE GURDJIEFF A SU HIJA

Los consejos que transcribo a continuación están extraídos del libro “El maestro y las magas”, de Jodorowsky. Según el autor, se los habría transmitido el mismo Gurdjieff a su hija. Sin pronunciarme sobre la exactitud de la fuente o del origen que les adscribe Jodorowsky, todos los consejos tienen el enorme mérito de corresponder íntegramente a los preceptos y enseñanzas del Cuarto Camino. Tienen además el “sabor” de la verdad, y, más aún -en mi opinión., un mensaje muy alineado con el verdadero cristianismo. Cada uno puede convertirse en una rica fuente de meditación, de introspección, y en algún momento tratar de integrarlo a la vida propia. Una forma muy provechosa y práctica de lograr esta integración es darles una lectura, luego seleccionar aquellos que más nos llamaron la atención por cualquier motivo, examinar cómo se reflejan en nuestra vida cotidiana -haciendo un autoanálisis descarnado-, y después tratar de llevarlos a la práctica. Y repetir este mismo procedimiento un par de semanas o meses después. HBC


1. Fija tu atención en ti mismo, sé consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
2. Termina siempre lo que comenzaste.
3. Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.
4. No te encadenes a nada que a la larga te destruya.
5. Desarrolla tu generosidad sin testigos.
6. Trata a cada persona como si fuera un pariente cercano.
7. Ordena lo que has desordenado.
8. Aprende a recibir, agradece cada don.
9. Cesa de autodefinirte.
10. No mientas ni robes, si lo haces te mientes y te robas a ti mismo.
11. Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente.
12. No desees ser imitado.
13. Haz planes de trabajo y cúmplelos.
14. No ocupes demasiado espacio.
15. No hagas ruidos ni gestos innecesarios.
16. Si no la tienes, imita la fe.
17. No te dejes impresionar por personalidades fuertes.
18. No te apropies de nada ni de nadie.
19. Reparte equitativamente.
20. No seduzcas.
21. Come y duerme lo estrictamente necesario.
22. No hables de tus problemas personales.
23. No emitas juicios ni críticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos.
24. No establezcas amistades inútiles.
25. No sigas modas.
26. No te vendas.
27. Respeta los contratos que has firmado.
28. Sé puntual.
29. No envidies los bienes o los éxitos del prójimo.
30. Habla sólo lo necesario.
31. No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra.
32. Nunca amenaces.
33. Realiza tus promesas.
34. En una discusión ponte en el lugar del otro.
35. Admite que alguien te supere.
36. No elimines, sino transforma.
37. Vence tus miedos, cada uno de ellos es un deseo que se camufla.
38. Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo.
39. Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar.
40. No actúes por reacción a lo que digan bueno o malo de ti.
41. Transforma tu orgullo en dignidad.
42. Transforma tu cólera en creatividad.
43. Transforma tu avaricia en respeto por la belleza.
44. Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro.
45. Transforma tu odio en caridad.
46. No te alabes ni te insultes.
47. Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera.
48. No te quejes.
49. Desarrolla tu imaginación.
50. No des órdenes sólo por el placer de ser obedecido.
51. Paga los servicios que te dan.
52. No hagas propaganda de tus obras o ideas.
53. No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.
54. No trates de distinguirte por tu apariencia.
55. Nunca contradigas, sólo calla.
56. No contraigas deudas, adquiere y paga en seguida.
57. Si ofendes a alguien, pídele perdón.
58. Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público.
59. Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos.
60. No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció.
61. No conserves objetos inútiles.
62. No te adornes con ideas ajenas.
63. No te fotografíes junto a personajes famosos.
64. No rindas cuentas a nadie, sé tu propio juez.
65. Nunca te definas por lo que posees.
66. Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar.
67. Acepta que nada es tuyo.
68. Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di sólo sus cualidades.
69. Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal considéralo tu maestro.
70. No mires con disimulo, mira fijamente.
71. No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado que les impida invadir toda tu vida.
72. En el lugar en que habites consagra siempre un sitio a lo sagrado.
73. Cuando realices un servicio no resaltes tus esfuerzos.
74. Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer.
75. Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz.
76. No trates de ser todo para tu pareja; admite que busque en otros lo que tú no puedes darle.
77. Cuando alguien tenga su público, no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia.
78. Vive de un dinero ganado por ti mismo.
79. No te jactes de aventuras amorosas.
80. No te vanaglories de tus debilidades.
81. Nunca visites a alguien sólo por llenar tu tiempo.
82. Obtén para repartir.


Quien desee escucharlos, puede recurrir a este video.

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8/1/12

CUANDO HIERVE LA SANGRE

Me contaba una amiga, con un dejo de perplejidad, asombro y hasta un atisbo de pena, cómo había sido testigo de una escena en la cual se agredía en forma completamente injusta a alguien, y el agredido no reaccionaba en lo más mínimo. Ante tamaña injusticia, los transeúntes que también presenciaron la escena instaron al ofendido a defenderse, diciendo o haciendo algo, pero esa persona no reaccionó en lo más mínimo. “Y ni siquiera lloró…”, terminaba el relato de mi amiga.

Ella sintió que en esos instantes “le había hervido la sangre”.

¡Qué experiencia más humana! Hervir la sangre: una mezcla de ira intensa e impotencia. Una emoción fuerte, trancada que no puede expresarse; y como todas las demás emociones, tan normal y tan humana.

¡Qué gráfico puede ser el lenguaje a veces!, aún con sus enormes limitaciones para describir estados internos o subjetivos. Pensemos en la palabra “aguardiente”, y cómo describe magníficamente su propia escencia.

Aún habiendo muchas emociones humanas que pueden ser muy fuertes, como el miedo cuando llega al pánico, “hervir la sangre” y enamorarse son dos experiencias humanas profundas y tremendas. Y sin embargo hay muchas personas que no han vivido ni la una ni la otra. Desde luego, esas personas no pueden tampoco comprender estas emociones, ya que por no haberlas vivido no pueden tener la empatía necesaria que les permita una comprensión real de las mismas.

Lamentablemente, quien nunca se ha enamorado ni nunca ha sentido que le “hierve la sangre” no ha vivido lo más humano. Va mucha gente por ahí viviendo una vida “tranquila”, con exceso de racionalidad, con exceso de trancas y desconectados de si mismos. Una vida gris, una vida “light” en definitiva. Y por cierto, sin la energía suficiente para emprender las grandes tareas que nos demanda la vida, como conocerse a sí mismo, o intentar ser mejor.

Se valora en exceso la tranquilidad, y se confunde tranquilidad con serenidad o con armonía interna; pero son estados muy diferentes. La tranquilidad absoluta es la muerte, la inacción. Quien no se ha enamorado, o nunca le ha hervido la sangre, casi puede decirse que no ha vivido. O al menos no plenamente. No se trata tampoco de ensalzar o promover una vida que solamente busca pasión y la intensidad en todo, que tampoco es normal. Pero sí es necesario no desligarse de lo humano, de la experiencia, y en esto se incluye desde luego las grandes emociones. Es precisamente en las emociones donde está la energía y la fuerza del ser humano, la savia de la vida. HBC

19/9/11

EXPERIENCIA MISTICA

La consciencia es quizás lo más privativo del hombre. Por experiencia directa sabemos qué es la consciencia, aunque sea difícil definirla. Podríamos decir que es el “darse cuenta” de lo que ocurre, y más específicamente, de lo que ocurre en nuestro interior. También la experiencia directa nos muestra que hay diferentes estados de consciencia. Por ejemplo, como cuando hemos bebido alcohol, o somos presa de una emoción muy intensa, o simplemente estamos dormidos, tenemos un nivel de consciencia inferior al de vigilia.

Y así como hay estados inferiores de consciencia, los hay también superiores. Uno de ellos, y quizás uno de los más altos al que puede aspirar un ser humano, es la llamada experiencia mística.

Desde el punto de vista psicológico, podría caracterizarse como un estado alterado de consciencia, en donde la percepción de la realidad experimenta un cambio profundo; se percibe de manera desacostumbrada, y sin embargo (y he aquí una paradoja), más real.

Es como si la misma realidad que se ve todos los días fuera reemplazada o superada por una visión más completa y verdadera. Y todo esto se acompaña de una profunda emocionalidad, en donde suele aflorar un goce intenso y hasta un llanto de alegría; se vivencia el amor con una profundidad nunca antes sentida. Se acompaña de un sentimiento y una comprensión muy fuerte de unidad, de que todo está unido con todo. En términos cristianos, es la unión íntima con Dios, y aún su absorción en él. El mundo se ve y se siente perfecto, unificado, y todo tiene un sentido, incluso el bien y el mal.

Es una experiencia difícil de describir, pues tiene el carácter de lo inefable (que no puede ser transmitido con palabras), y difícil de comprender por quienes no la han experimentado, por lo cual se la confunde con otras experiencias o se la tiende a descalificar.

Aún para psicólogos y psiquiatras no es fácil determinar si una experiencia de este tipo fue realmente una experiencia mística o no, y además puede confundirse con otros estados de alteración de consciencia, por ejemplo el efecto de ciertas drogas en la mente. Pero hay diferencias sutiles.

Una experiencia de alteración de consciencia con drogas desintegra; la experiencia mística en cambio, produce una mayor integración de la personalidad. Esto trae como consecuencia que la persona que experimentó el estado místico normalmente se vuelva más armoniosa, internalice más valores positivos, y crezca como persona.

La experiencia mística es un fenómeno poco frecuente, y que se da en pocas personas. Normalmente viene sin previo aviso; es algo que ocurre, y no depende de la voluntad.

Sin embargo algunas condiciones que pueden favorecerla son la búsqueda intensa de Dios, y quizás cierto grado de desarrollo espiritual. Por esta razón es que se da principalmente en personas con una vida religiosa o espiritual intensa. Es a veces tan impactante y fuerte esta experiencia, tan transformadora, que se ha postulado que gran parte de las prácticas ascéticas -como ayunos prolongados, oración continua, autoflagelamiento, aislamiento del mundo, etc.- lo que pretenden es lograr este estado o bien mantenerlo si es que ya la persona lo experimentó.

En todas las grandes religiones ha habido místicos, algunos de los cuales han dejado el testimonio de su experiencia a través de escritos. El viejo texto (pero de fácil acceso) conocido como “Desiderata”, en cierto modo describe la visión mística del mundo. HBC

6/8/11

PRESENTACION DEL LIBRO ROJO DE C. G. JUNG EN LA UNIVERSIDAD ARTURO PRAT, EN IQUIQUE

El LIBRO ROJO es un manuscrito escrito e ilustrado por el psicólogo suizo C. G. Jung entre los años 1914 y 1930, y considerado como la base de sus teorías. Este manuscrito permaneció celosamente guardado por la familia del psicólogo más de 50 años, hasta su reciente publicación el año 2009 (en inglés), y ahora en español, en Febrero 2011. La Universidad Arturo Prat adquirió este libro para la Carrera de Psicología, lo que proporcionará a los estudiantes y los estudiosos de la obra de Jung, la posibilidad de rastrear en el texto conceptos tan importantes como los de “arquetipos”, “inconsciente colectivo”, “individuación”, “el sí mismo”, el “anima”, "sincronicidad" y otros. Se realizó la presentación el día Jueves 4 de Agosto, en la misma Universidad, con una asistencia de unas sesenta personas.

2/7/11

PRESENTAN PELICULA UÑUMCHE EN LA UNAP



El Miércoles 13 de Julio, a las 19:30 horas, en la sala de videoconferencias de la Universidad Arturo Prat, fue exhibido el film “Uñumche, El Hombre Pájaro”, del realizador Carlos Bussenius C. Al finalizar la película se realizó un conversatorio con el Director. La actividad fue organizada por el Instituto de Estudios Andinos ISLUGA, dependiente de la Universidad Arturo Prat, y la colaboración de la carrera de Psicología de la UNAP. Cristian Ortega, coordinador del Instituto, expresó su satisfacción por la exhibición del film, y destacó la visita del director a Iquique. El público asistente se mostró muy interesado por el contenido de la película.

SINCRONICIDAD

El mundo esta lleno de misterio y de cosas que aún no pueden ser satisfactoriamente explicadas ni comprendidas; sin embargo lo más interesante de todo esto es el propio fenómeno humano, especialmente nuestra psiquis.

Unos de los fenómenos psíquicos más interesantes, controvertidos e inexplicables, es la sincronicidad. Se la define como la ocurrencia de una coincidencia significativa, que va más allá de cualquier explicación racional.

Quién le puso el nombre a este fenómeno y lo estudió más a fondo fue el famoso psicólogo suizo C. G. Jung. Una situación que precisamente a él le tocó vivir, ejemplifica muy bien este fenómeno. Jung estaba atendiendo a una paciente muy difícil, y que no avanzaba en su tratamiento. En el preciso instante en que ella le contaba un sueño relacionado con un escarabajo, y para gran asombro de la paciente y del mismo Jung, apareció un escarabajo en la ventana… el resultado fue que la paciente, una dama extremadamente racional, pudo vencer un profundo trauma y abrirse a las emociones, con lo que consiguió terminar su tratamiento con éxito.

¿Existen estas coincidencias significativas, esta sincronicidad? La respuesta parece ser claramente afirmativa. ¿Nunca le ha sucedido que necesita hablar con alguien y de pronto esa persona aparece? ¿O necesita comunicarse con alguien por teléfono y justo esa misma persona lo está llamando? Estos ejemplos tan simples nos han pasado a todos alguna vez. Es como decir que todo se conjugó o concatenó de una manera especial. Encontrarse en el momento preciso, con la persona precisa, en el lugar preciso...

Toda persona que alcanza cierto grado de madurez comienza en alguna etapa a hacerse algunas preguntas sobre la existencia, su significado y su propio destino, y si presta atención, tarde o temprano descubre la sincronicidad en su propia vida.

Quien vive un fenómeno de sincronicidad experimenta una sensación de certeza, es un darse cuenta de que la vida tiene una mayor riqueza y contenido que lo pensado hasta ese momento. Que siempre hay caminos misteriosos que nos conectan a realidades de otro tipo. El estudio de la sincronicidad en la propia vida, puede por lo tanto iluminar y entregar respuestas a cosas importantes.

Explicaciones satisfactorias, como se decía, no hay; solamente teorías. Pero el fenómeno se da. Es posible que esté ligado a áreas poco conocidas del cerebro humano, como el hemisferio derecho, las áreas de asociación, y por cierto la misma emocionalidad. Lo importante es constatar la sincronicidad, y eventualmente comenzar a desarrollarla, lo que enriquece nuestra vida y es una de las formas que puede tomar el verdadero desarrollo personal. HBC

24/4/11

LAS BELLAS PALABRAS

Releyendo estos días el libro chino Tao Te King, considerado un ejemplo de sabiduría, reparé en una frase con la cual inicia uno de sus epigramas o capítulos, que me llamó la atención. La oración en cuestión decía “Las palabras verdaderas no son bellas... Las bellas palabras no son verdaderas”.



Aunque el Tao Te King es un libro en cierto modo bastante enigmático, de no fácil comprensión ni interpretación, la frase me llamó la atención porque parecía -al menos- discutible. Pero por otra parte, un libro reputado como pleno de sabiduría, que tiene unos dos mil quinientos años, y que además dio origen a una religión, “no podía estar tan equivocado”. Por tanto, después de una larga meditación, comencé a vislumbrar el sentido de la frase. Y creo que este sentido se refiere claramente al hecho de que a algunas personas, a través de un vocabulario elevado, les gusta hacer gala de erudición o de impresionar a los demás... o también -por paradojal que parezca- de ocultar, a través de un lenguaje plagado de tecnicismos, su ignorancia y falta de verdadera comprensión de lo que están hablando.



Ejemplos abundan. Es así como en una reunión reciente en que participé, donde eran todos ingenieros, se encontraba un profesional de las ciencias sociales. Durante su intervención hizo gala de un vocabulario tan extraordinariamente florido, rebuscado y técnico, que ningún ingeniero comprendió lo que dijo; pero nadie se atrevió a preguntar lo que significaban las palabras que usó. O el caso –más patético todavía- de un profesor universitario que conocí. Cuando algún alumno le hacía una pregunta algo más complicada de lo habitual, “sacaba su arma secreta”, es decir las “bellas palabras”. Si el alumno insistía, este profesor sacaba su arsenal completo, utilizando un lenguaje que dejaba al alumno sin ningún deseo de seguir preguntando, so pena de ser tildado de muy ignorante.



A veces vemos esta misma historia en el área médica. Un paciente desesperado con alguna patología, que quiere legítimamente entender su propia enfermedad, recibe del médico una “explicación” tan absurdamente complicada, llena de tecnicismos, que no se atreve a preguntar más, y queda sumido en la ignorancia, y además –lo que es más grave- sin tener ninguna posibilidad de ahí en adelante de jugar un papel algo más activo con su propia dolencia. Otro caso notable son los políticos, aunque ya –por fortuna- la gente ha dejado de creer en sus discursos.



A veces, detrás de esta afición al lenguaje complicado e hipertécnico existe una presunción errónea. Esta presunción es que muchos creen que cuando se nomina algo o bien se le da o se le encuentra un nombre, el fenómeno se ha comprendido. Nada más lejos de la verdad. Decir que Juan tiene asma puede permitir clasificar su problema, pero de ninguna manera comprenderlo a cabalidad.



Definitivamente, detrás de las “bellas palabras”, de ese lenguaje complicado, se oculta la mayor parte de las veces una fuerte necesidad de notoriedad y admiración. Son personas sobrepasadas por su propio ego, con una gran autocomplacencia o vanagloria, o personas que les gusta escucharse a sí mismas.



Por cierto que en el idioma tenemos que utilizar los vocablos que mejor representen la idea que se quiere transmitir. Pero esto es bien diferente de hablar con preciosismos y rebuscamientos, con tecnicismos exagerados, casi con afectación incluso, que es a donde apunta el libro chino. La buena comunicación en realidad es esencial en la vida, y consiste en transmitir una idea, es decir que emisor y receptor logren entender lo mismo. Pero el lenguaje rebuscado, a través de las “bellas palabras”, incomunica en vez de comunicar. HBC

5/3/11

ASUNTOS INCONCLUSOS


La mente funciona de manera muy especial, y tiene algunas leyes que los psicólogos hemos ido descubriendo. Una de ellas es la completación, que significa que las experiencias emocionales que se viven a medias y no se completan dejan una huella más fuerte en la psiquis que si se hubieran completado o cerrado.

En una situación tan simple como una discusión, por ejemplo, si una de las personas no pudo expresar todo lo que sentía pasará buena parte de la tarde “rumiando” lo que debería o no debería haber dicho. Muchos de los famosos traumas derivan precisamente de situaciones inconclusas que van quedando en la vida.

Un aspecto particularmente grave de los asuntos inconclusos es que en la mente no existe el tiempo. Ya Freud había descubierto que lo emocional es atemporal. En la vida diaria, uno puede comprobarlo también: si nos interrumpen una conversación interesante, podemos juntarnos un par de días después y proseguirla como si nada hubiese pasado.

Por esa razón los traumas o las situaciones inconclusas pueden arrastrase años de años; en el fondo constituyen una emoción que no se vivió enteramente, y quedó anclada en la mente. Conocí el caso de una persona que quedaba gravemente afectada cuando hablaba de su padre, muerto hacía más de treinta años; el padre había fallecido estando peleados, y jamás pudo pedirle perdón, ni alcanzó a decirle que lo quería. Cuando logró cerrar su asunto inconcluso, recuperó la tranquilidad y felicidad que siempre debería haber tenido.

Cada asunto inconcluso es en el fondo una preocupación que queda en la mente, pero peor aún porque queda con una carga emocional importante. Muchas personas se quejan de “llevar una carga en la vida”, o “una pesada mochila”, y la más de las veces se trata precisamente de situaciones inconclusas. Hay técnicas que ayudan a superar los asuntos inconclusos.

Quizás la más importante es aprender a no dejar cosas pendientes, a terminar lo que hemos empezado, en todo orden de cosas. Es también muy importante ser asertivo, es decir, aprender a expresar lo que se siente en todo momento. También ayuda mucho lograr vivir más el presente, y aceptar el pasado tal como fue, aunque no haya sido lo ideal. Es también de gran importancia desarrollar la capacidad de perdón que todos tenemos, porque muchos asuntos inconclusos tienen que ver con sentir que hemos sido dañados. Para esto último muchas veces debe observarse primero al ego, al orgullo, lo que es difícil. También al plantearse metas, hay que ser realista, eligiendo aquellas posibles de cumplir, para que no se transformen en un asunto inconcluso.

En todo caso, lo más importante es que cuando vivamos situaciones que sentimos como de alto contenido emocional, seamos capaces de darnos cuenta de esto y preocuparnos de hacer “el cierre” en ese momento. Y podemos saber si hicimos bien el cierre porque uno queda tranquilo. HBC